Primera Lectura. Génesis 12,1-4.
Vocación de Abrán (Eclo 44,19-21; Heb 11,8-10).
1El Señor dijo a Abrán:
-Sal de tu tierra nativa
y de la casa de tu padre,
a la tierra que te mostraré.
2Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso
tu nombre,
y servirá de de bendición.
3Bendeciré
a los que te bendigan,
maldeciré
a los que te maldigan.
Con tu nombre se bendecirán
todas las familias del mundo.
4Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
Explicación.
12,1-4 En vez de interrumpirse la línea de las generaciones, comienza algo nuevo. En el vacío de la esterilidad de Sara resuena la palabra del Señor: al principio creadora del universo, ahora creadora de historia. Sin introducción, sin precisar la escena o el momento, la palabra baja y hace un corte en la historia de la humanidad. Véase el comentario de Pablo en Rom 4.
Es un mandato categórico, sin explicaciones. Abrán tiene que cortar todas las ligaduras, cada vez más particulares, que lo atan. Y ha de comenzar bajo el signo de la salida -hacia el gran éxodo futuro de sus descendientes- y con la esperanza del descubrimiento: a cambio de la tierra que deja, el Señor le mostrará otra. Véase el comentario de Heb 1.
12,2 A cambio de la familia que deja le dará como familia un pueblo. Y un nombre que será sinónimo de bendición. Cfr. Is 51,1s; Gál 3,8.
12,3 Dios estará de parte de él y lo hará punto de referencia, arista de decisión. Será para otros desafío y también canal de bendición. Los hombres, al bendecir a Abrán, reconociéndolo bendito de Dios, se harán acreedores a la bendición divina: Is 19,24s; Jr 4,2; Sal 72,17.
12,4 La respuesta de Abrán es obediencia sencilla. Comienza la gran aventura de la fe (Heb 11,8).
4 Que la palabra del Señor es recta
y toda su actividad está acreditada.
5 Ama la justicia y el derecho
y su misericordia llena la tierra.
18 Mira: el ojo del Señor sobre sus fieles,
que esperan en su misericordia,
19 para librar su vida de la muerte
y mantenerlos en tiempo de hambre.
20 Nosotros aguardamos al Señor
que es nuestro auxilio y escudo;
22 Que tu misericordia nos acompañe,
Señor, como lo esperamos de ti.
Explicación.
33,4-5 Del Señor quiere decir mucho en poco espacio y lo estiliza en tres aspectos: "palabra - obra - amor". Al principio insiste en la "justicia": ¿por què? El salmo va a presentar a un Dios que parece discriminar pueblos, parece elegir arbitrariamente, parece complacerse en el fracaso humano. Aunque el salmo no se ocupa de teodicea, quiere asentar como programa la justicia de su Dios en palabras, obras y sentimientos. A la justicia acompaña la misericordia, para que no sea despiadada ni inexorable; retoma en los vv. 18 y 22.
33,18-19 El destino del pueblo escogido es un sistema de contrastes. A la derrota militar no se opone la victoria militar de Israel, sino la intervención del Señor. A la mirada universal escrutadora, la mirada protectora. Todo lo domina la "misericordia", que alcanza el límite último de la vida y la muerte.
33,19 También el rey de Israel puede fracasar en sus planes, si ésos no respetan el designio del Señor. En tiempo de guerra y en tiempo de hambre lo importante es "confiar" en el Señor, cuyo "designio" es "conservar la vida": Gn 50,20. Por eso al final del salmo se impone la "esperanza" y "confianza" enla "misericordia" del Señor.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Podemos fijarnos en la escena de Getsemaní: en la oración de Jesús para aceptar el designio del Padre; en el intento armado de un discípulo contra el plan de Dios. En el prólogo de Juan, 1,3 se cita o se alude a los versos 6.9 del Salmo.
8Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de que yo esté en la cárcel por él. Al contrario, sufre conmigo por el evangelio, con la fuerza de Dios: 9él nos salvó y nos llamó a una vida consagrada, no por méritos nuestros, sino por aquella decisión suya a aquella gracia que nos concedió en el Mesías Jesús antes que empezaran los tiempos, 10manifestada ahora por la aparición en la tierra de nuestro salvador, el Mesías Jesús; él ha aniquilado la muerte y ha irradiado vida e inmortalidad por medio del evangelio.
Explicación.
Mientras en 1 Tim 4,13-16, el don concedido a Timoteo se refería a la enseñanza, en este pasaje concierne al testimonio; frutos del Espíritu son la valentía, el amor y la autodisciplina. Parece referirse, por tanto, a la actividad exterior, sin temer la persecución ni considerarla humillante. (8). Reminiscencias de Ef 1,4ss (9-10a) y de 1 Cor 13 (10b) (6-10).
Evangelio. Mateo 17,1-9.
1 Seis días después se llevó Jesús a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y subió con ellos a un monte alto y apartado.
2 Allí se transfiguró delante de ellos: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron esplendentes como la luz.
3 De pronto se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él.
4 Intervino Pedro y le dijo a Jesús:
- Señor, viene muy bien que estemos aquí nosotros; si quieres, hago aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y dijo una voz desde la nube:
- Éste es mi Hijo, el amado, en quien he puesto mi favor. Escuchadlo.
6 Al oírla cayeron los discípulos de bruces, aterrados.
7 Jesús se acercó y los tocó diciéndoles:
- Levantaos, no tengáis miedo.
8 Alzaron los ojos y no vieron más que al Jesús de antes, solo.
9 Mientras bajaban del monte, Jesús les mandó:
- No contéis a nadie la visión hasta que el Hombre resucite de la muerte.
Explicación.
Esta escena pretende mostrar a los tres discípulos más destacados que el destino del Mesías antes enunciado (16,21) es "la idea de Dios" (16,23). Jesús les demuestra la realidad y calidad de la vida que supera la muerte. Monte alto, manifestación divina excepcional; como el sol, (cf. 13,43); el blanco, color de la gloria divina. Moisés y Elías conversan con Jesús (3): alusión a Éx 34,45. El AT (Ley y Profetas), subordinado a Jesús, el Hombre, ha de interpretarse a partir de él. Propuesta de Pedro (4), que enlaza con la fiesta de las Chozas, de marcado carácter mesiánico nacionalista; pone a Moisés y Elías en el mismo plano de Jesús (tres tiendas); el Mesías debe integrarse en las categorías del AT. La nube (5), símbolo de la presencia divina (Éx 13,21; Nm 9,15; 2 Mac 2,8). La voz repite las palabras del bautismo (3,17) y señala la unicidad de Jesús; ningún personaje del AT puede compararse con él. Escuchadlo a él (cf. Dt 18,15). El AT queda relativizado. Miedo de los discípulos (cf. Dn 8,17) ante la teofanía (Is 6,5; Dn 10,15.19). Jesús los toca como a los enfermos y a los muertos (8,3.15; 9,25-29); están en la misma situación que el antiguo Israel. Comunicar la visión mal entendida (4) induciría al error sobre el mesianismo de Jesús (9).
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