domingo, 19 de enero de 2020

8 DE ABRIL

PRIMERA LECTURA. Isaías 50,4-9.

Tercer cántico del siervo: sufrimiento y confianza. (Is 42,1-9; 49,1-13; 53).

4Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oido,
para que escuche como los iniciados.
5El Señor me abrió el oído:
yo no me resistí ni me eché atrás:
6ofrecí la espalda
a los que me apaleaban, las mejillas
a los que me mesaban la barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos.
7El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.
8Tengo cerca a mi defensor,
¿quién pleiteará contra mí?
Comparezcamos juntos.
¿Quién tiene algo contra mí?
Que se me acerque.
9Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará?
Mirad, todos se gastan como ropa,
los roe la polilla.

Explicación.

50,4-9. Un personaje anónimo toma la palabra: ¿es, quizá, el siervo del cap. 49? No lleva ese título, pero se asemeja a él; no se llama profeta, pero narra su vocación como la de un profeta: para la palabra (cfr. Jr 1,2.7.9; 15,16.19; 17,15; 20,8s); sufrimientos de la misión (Jr 1,8.17; 10,17s; 17,17s; 18,18; 20,7-10); confianza en el Señor (Jr 15,20s; 20,11-13).

50,4. La misión es consolar: 40,1. El profeta vive a la escucha, porque no dispone a su antojo de provisiones de palabras.

50,5. El Señor modela enteramente a su profeta: oído y lengua. Y éste no opone resistencia: tal es su justificación. Tampoco resiste a las injurias humanas. Es su segunda justificación.

50,8. La no resistencia podía tomarse como confesión de culpa, dando razón al contrario. El profeta, fijándose de Dios, acude tranquilo al juicio humano. Dios demostrará la inocencia del acusado, logrará su absolución. Cfr. Jn 16,8-11; Rom 8,33s.

SALMO. 69,8-10.21-22.31.33-34.

8Pues por ti aguanté injurias, la vergüenza cubrió mi rostro.
9Un extraño soy para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre
10porque me devora el celo por tu templo y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí, 
21La afrenta me destroza el corazón
y desfallezco.
Espero compasión y no la hay,
consoladores, y no los encuentro.
22Me echaron veneno en la comida
y en mi sed me dieron vinagre.  
31Alabaré el nombre de Dios con cantos:
te engrandeceré con acción de gracias:  
33Miradlo, los humildes, y alegraos,
los que buscáis a Dios, cobrad ánimo.
34Que el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos. 

Explicación.

69,8 Cuanto sufre es por causa de Dios; por tanto, Dios está comprometido y no puede desentenderse: Jr 15,15.
69,9 Una consecuencia es el desvío de los parientes, tema que suena con intensidad personal en Jr 12,6 y Job 19,13-15.

69,10 Celo del hombre por la causa de Dios se encuentra en pocos casos: Fineés (Nm 25,11.13); Jehú (2 Re 10,16). Por el templo, es caso único y da pie a diversas conjeturas. Que el orante es un sacerdote, que es un desterrado, que es uno que, a la vuelta del destierro, trabaja en la reconstrucción del templo; cfr. Jr 7.  

69,21 En Jr 23,9 leemos "se me rompe el corazón". El mismo verbo del salmo para "consolar" lo usa Jr 15,5; 16,5 Y Job 2,11.

69,22 Si no es hipérbole, se trata de intento de envenenar. Jeremías habla de agua envenenada en 8,14; 9,14; 23,15; menciona el veneno Lam 3,5.19. 

69,33-34 Conjura el peligro enunciado en 6s. Dios no desprecia al afligido, al pobre, al prisionero. 

Transposición cristiana.

Empecemos por las citas. El v. 5 en Jn 15,25; 10a en Jn 2,17;10b en Rom 15,3; 13 por alusión en Mt 27,27-30; 22 nueva alusión en Mt 27,34; Mc 15,23; 23-24 en Rom 11,9; 26 en Hch 1,20; 29 el registro de los vivos en Flp 4,3; Ap 3,5; 13,8. Con estos datos pueden los Santos Padres aplicar el salmo a la pasión de Cristo. 
 
EVANGELIO. Mateo 26,14-25.

14Entonces uno de los Doce, Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes 15y les propuso:
-¿Cuánto estáis dispuestos a darme si os lo entrego?
Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata (Zac 11,12). 16Desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

17El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: 
- Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? 18 El contestó: 
-Id a la ciudad, a casa de Fulano, y dadle este recado: «El Maestro dice que su momento está cerca y que va a celebrar la Pascua en tu casa con sus discípulos». 
19Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la cena de Pascua.  

Anuncio de la traición
(Mc 14,17-21; Lc 22,21-23; Jn 13,21-30) 

20Caída la tarde se puso a la mesa con los Doce.
21Mientras comían, dijo:
-Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
22Ellos, consternados, empezaron a replicarle uno tras otro:
-¿Acaso soy yo, Señor?
23Respondió él:
-Uno que ha mojado en la misma fuente que yo me va a entregar. 24El Hombre se va, como está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre que va a entregar al Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25Entonces reaccionó Judas, el que lo iba a entregar, diciéndole:
-¿Acaso soy yo, Rabbí?
Respondió:
-Tú lo has dicho.  
 
Explicación.

Judas pide dinero por entregar a Jesús (14s); no ha hecho la opción por la pobreza (5,3; 6,24). Treinta monedas de plata, precio de un esclavo (Zac 11,12; Éx 21,32).  

Tríptico. Los Ázimos, panes sin levadura que sustituían al pan ordinario durante e! período pascual (Éx 12,14-20). Los discípulos recuerdan a Jesús que ha de ser celebrada la cena. Los manda a todos (Mc: dos) a dar el recado. Su momento es el de su muerte (17-19).

Los Doce (20) se identifican con los discípulos (v. 18). Anuncia la traición: tristeza e inseguridad (22). Mojar en la misma fuente, gesto de amistad e intimidad (J3). Oposición entre el Hombre, e! portador de! Espíritu de Dios, y ese hombre, que carece de él (cf. 17,22s). Al entregar al Hombre a la muerte, judas anula en sí mismo todo valor humano, renuncia para siempre a su plenitud de hombre. Más le valdría no haber nacido (24). Sin reproche alguno, Jesús identifica al traidor: último esfuerzo. para que recapacite (25).

7 DE ABRIL

PRIMERA LECTURA. Isaías 49,1-6.

Segundo cántico del siervo: la misión (Is 42,1-9; 50,4-9; 53). 

1Escuchadme, islas; tended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó;
en las entrañas maternas,
y pronunció mi nombre.
2Hizo de mi boca una espada afilada,
me escondió en la sombra de su mano;
me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba
3y me dijo: "Tú eres mi siervo (Israel),
de quien estoy orgulloso".
4Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado,
en viento y en nada he gastado mis fuerzas";
en realidad mi derecho lo defendía el Señor,
mi salario lo tenía mi Dios.
5Y ahora habla el Señor, que ya en el vientre
me formó siervo suyo,
para que le trajese a Jacob,
para que le reuniese a Israel
-tanto me honró el Señor,
y mi Dios fue mi fuerza-:
6Es poco que seas mi siervo
y restablezcas las tribus de Jacob
y conviertas a los supervivientes de Israel;
te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance
hasta el confín de la tierra.

Explicación.

49,1-3. La llamada comienza en la raíz de la existencia, en un horizonte universal, al servicio de la palabra (51,16s). La palabra de Dios es espada (Ef 6,17; Ap 1,16) y es flecha (Sal 57,5; 64,4; 127,4): arma de cerca y de lejos.

49,4.El fracaso aparente es la paradoja de la misión; Dios se encarga de pagar el servicio: Gn 31,42s; Jr 15,10-18; Ez 33,30-33.

49,5. "Traer y reunir" puede aludir al destierro y también al cisma que será anulado (11,13).

49,6.  La tarea del patriarca era doméstica, fundacional; la del nuevo personaje será internacional: un cambio de la suerte espectacular.

SALMO. 71,1-6.15.17.

1A ti, Señor, me acojo:
que no fracase yo para siempre.
2Por tu justicia líbrame y ponme a salvo,
préstame oído y sálvame.
3Sé tú mi roca de morada, siempre accesible,
pues mandaste salvarme.
Mi peña y mi alcázar eres tú.
4Dios mío, líbrame de la mano perversa,
del puño criminal y violento;
5porque tú, mi Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
6Nada más nacer me apoyaba en ti,
del vientre materno tú me sacaste.
Para ti mi alabanza continua.
15Mi boca explicará tu justicia
y tu salvación todo el día.
Aunque no soy experto en contar, 
17Me enseñaste, Dios, desde la juventud
y hasta hoy relato tus maravillas. 

Explicación.

71,1 Su vida hasta ahora no ha sido fracaso; pero si los enemigos lo privan de la etapa y tarea pendientes, una parte de su vida se habrá malogrado.


71,2 Con cuatro imperativos apela a la justicia de Dios, como víctima inocente ante el juez o el gobernante.

71,3 "Roca de morada" es paradójico; supone el cambio de una consonante respecto a 31,3. Pero, contando con Is 33,16, no intento armonizarlos.


71,5 El primer salto es a la juventud: uso frecuente: 1 Re 18,12; Jr 3,24s; Ez 4,14 etc. Puede ser el tiempo en que se independiza, escoge oficio, se desposa.

71,6 De la juventud salta al nacimiento. Ahora le consta que Dios estaba allí, casi como comadrona: Ex 22,10s. Es dudoso el significado de la palabra que traduzco por
"sacaste". 

71,15b-16 Caben dos interpretaciones, que afectan al término sprwt y al vínculo sintáctico. a) En la línea de número, parafraseo: "me pasaré el día contando, porque para mí no tiene cuento. Entraré ... ": compárese con Sal 139,17s; Eclo 43,28.30. b) En la línea de instrucción, sea conocimiento de libros escritos, sea habilidad en el arte de contar (Eclo 38,24; 44,4); unido a lo que sigue como concesiva. Parafraseo: "aunque no entiendo de letras / no soy experto en narrar, con la fortaleza del Señor entraré ... ". En la segunda interpretación el orante confiesa no pertenecer al gremio de los doctos; pero "fortalecido" por Dios se atreve: cfr. Miq 3,8.

71,17-19 El anciano debilitado se fija en la ''fuerza'' de su Dios; una fuerza ordenada toda a la justicia, una justicia que supera toda dimensión humana. "¿Quién como tú?": Ex 15,11; Sal 35,10; 89,79.  


Transposición cristiana.

Algunos Padres ponen el salmo en boca de Cristo, tomando vejez por debilidad. Retienen referencias al nacimiento, la instrucción celeste, las tribulaciones, la resurrección.

EVANGELIO. Juan 13,21-33.36-38.

El traidor. (Jn 13,21-32)

21. Dicho esto, Jesús estremeciéndose, declaró:
- Sí, os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
22. Los discípulos se miraban unos a otros sin poderse explicar por quién lo decía.
23. Uno de sus discípulos estaba reclinado inmediato a Jesús; era el predilecto de Jesús.
24. Simón Pedro le hizo señas de que averiguase por quién podría decirlo.
25. Reclinándose entonces sin más sobre el pecho de Jesús, le preguntó:
- Señor, ¿quién es?
26. Jesús contestó:
- Es aquel para quien yo voy a mojar el trozo y a quien se lo voy a dar.
Mojando, pues, el trozo se lo dio a Judas de Simón Iscariote.
27. Y en cuanto recibió el trozo, entró en él Satanás. Por eso le dijo Jesús:
- Lo que vas a hacer, hazlo pronto.
28. Ninguno de los comensales se dio cuenta de por qué le decía esto.
29. Alguno pensaba que, como Judas tenía la bolsa, Jesús le decía: “Compra lo que necesitamos para la fiesta”, o que diese algo a los pobres.
30. Él tomó el trozo y salió en seguida; era de noche.
31. Cuando salió, dijo Jesús:
-Acaba de manifestarse la gloria del Hombre y, por su medio, la de Dios;
32. y, por su medio, Dios va a manifestar su gloria y va a manifestarla muy pronto.
33. Hijos míos, ya me queda poco que estar con vosotros. Me buscaréis, pero aquello que dije a los judíos: “Adonde yo voy, vosotros no sois capaces de venir”, os lo digo también a vosotros ahora.

El falso amor. Jesús predice la negación de Pedro. (Jn 13,36-38)

36. Le preguntó Simón Pedro:
- Señor, ¿a dónde vas?
Le repuso Jesús:
- Adonde me voy no eres capaz de seguirme ahora, pero, al fin, me seguirás.
37. Le dice Pedro:
- Señor, ¿por qué no soy capaz de seguirte ya ahora? Daré mi vida por ti.
38. Replicó Jesús:
- ¿Qué vas a dar tu vida por mí? Pues si, te lo aseguro: Antes que cante el gallo me habrás negado tres veces.
 
EXPLICACIÓN.

21-32. Se pone el acento en uno de vosotros (cf. 6,70.71; 12,4) (21). Al ver que, a pesar de su amor, uno de los suyos va a la ruina y la muerte, Jesús se estremece. Sorpresa de los discípulos (22).

Primera mención del discípulo predilecto (22). Su figura se contrapone a la de Simón Pedro (cf. 18,15; 20,2ss; 21,7.20-23); acepta el amor de Jesús y responde a él con su cercanía (inmediato). Es la figura masculina de la nueva comunidad bajo los rasgos del amigo íntimo, identificado con Jesús (la figura femenina, en papel de “esposa”, estará representada por María Magdalena cf. 20,13-16).

El discípulo puede permitirse un gesto de total intimidad (Reclinándose… le preguntó) (24-25). Pedro no está inmediato a Jesús, no comprende su amor ni acepta ser amado (13,8).

La respuesta de Jesús no revela el nombre del traidor ni lo señala (26); no rompe con el que va a traicionarlo: no ha venido a juzgar, sino a salvar (12,47). Ofrecer a un comensal un trozo de alimento era señal de deferencia. No se especifica de qué es el trozo, Jn juega con la ambigüedad, la de salsa/sangre. Lo que Jesús ofrece a Judas es su misma persona dispuesta a aceptar la muerte. Lo invita a rectificar y ser de los suyos, a comer su carne y sangre y unirse a él (6,56). Responde al odio con amor, poniendo su vida en manos de su enemigo. Toca a Judas Iscariote hacer su última opción.

Jn evita decir que Judas comió el trozo (27), lo que habría significado la voluntad de asimilarse a Jesús. Más adelante (30) se explicará lo que hace con él. El gesto de amistad de Jesús no encuentra en Judas una respuesta positiva, antes al contrario, aumenta su antagonismo. Se identifica con los principios y valores del sistema. Así interioriza (entró en él) a Satanás, el dinero-poder, que lo hace agente suyo y homicida (8,44). Jesús ha mostrado a Judas su amor hasta el fin, pero no intenta forzarlo; le ha dejado plena libertad de opción, aun a costa de su propia vida, y Judas se ha dado su propia sentencia; es inútil prolongar la situación (hazlo pronto) (28).

Judas administraba los fondos del grupo (12,6) (29). Dos interpretaciones de las palabras de Jesús, que muestran la falta de comprensión del mensaje por parte de los discípulos. Comprar significa dependencia del sistema económico explotador (prueba de Jesús a Felipe, 6,5s). Dar a los pobres fue la propuesta de Judas para el precio del perfume (cf. 12,5).

Judas sale llevándose el trozo (30), la vida de Jesús, para entregarla. Entra en la tiniebla (era de noche), en el ámbito de los enemigos de Jesús, llevándose la luz, para extinguirla (1,5).

Jesús interpreta la salida de Judas (31-32), como había interpretado el lavado de los pies (13,12). Ha puesto libremente su vida en manos de sus enemigos, por amor al hombre, para salvarlo. Así manifiesta al máximo su gloria/amor, y el amor manifestado es el de Dios mismo, tan grande que, traducido por Jesús en términos humanos, llega al don de la propia vida por los hombres. En la primera parte (31) ocupa el primer plano la manifestación de la gloria/amor de Dios a través del de Jesús; en la segunda (32) se trata de la comunicación a los hombres de ese amor/gloria de Dios, el Espíritu, a través de Jesús. La gloria/amor de Jesús se manifiesta en dar su vida y expresa el amor de Dios al hombre. La de Dios se manifiesta en el don del Espíritu, que se hace por medio de Jesús.

Nota crítica: Se ha elegido la lectura corta, suprimiendo en v.32 la repetición: “Si la gloria de Dios se ha manifestado por su medio”, peor atestiguada que la omisión.

Terminó de afecto (33: Hijos míos, lit. “hijitos”). El momento es emocionante, porque va a anunciar su próxima partida. Con esto, las palabras que siguen toman el carácter de testamento. Alusión a 8,21. En su itinerario nadie puede acompañarlo; nadie puede aún comprender la magnitud de su amor ni asociarse a él.

Ellos se quedan y él va a constituirlos en comunidad, dándoles su estatuto y su identidad.

36-38. De las palabras anteriores, Pedro ha retenido solamente las que anunciaban la marcha de Jesús (13-33) (36). No se fija en lo que le toca como discípulo. Jesús le repite lo que ha dicho antes, pero indicándole que en el futuro llegará a seguirlo. Pedro no se conforma (37). Se declara dispuesto a dar la vida por Jesús, pero no se da por enterado del mandamiento del amor a los demás; se vincula solamente a su Señor. Vuelve a singularizarse entre sus compañeros, queriendo mostrar a Jesús una adhesión mayor que la de ellos (cf. 21,15); cree que Jesús no lo conoce suficientemente. No entiende que no se trata de morir por Jesús, sino de dar la vida, con y como Jesús, por el bien de los hombres. Su generosidad manifiesta su profunda incomprensión: nadie puede sustituir a Jesús en su función liberadora y manifestadora del amor del Padre. Siguiendo a Jesús, el hombre no se sacrifica a Dios, sino que se hace don suyo a los demás hombres, así como Dios mismo, por el Espíritu, se hace don para el hombre.

Ironía de Jesús (38). Pedro ha mostrado su arrogancia y su ignorancia. Jesús no necesita sacrificios por él ni los acepta. Dios no absorbe al hombre, sino que lo empuja a amar. Pedro pretende vincularse solamente a Jesús, sin comprender que éste es inseparable del grupo.

Pedro, que se ofrece a morir por su Señor, al ver derrumbarse su falsa idea de Mesías, acabará negándolo. Su relación con Jesús no es tanto la adhesión a su persona (amor) cuanto al papel mesiánico que le atribuye. Sus negaciones serán indicio de una profunda decepción. 

SÍNTESIS.




Si en el lavado de los pies ha demostrado Jesús que el amor consiste en el servicio que procura la libertad y la dignidad del hombre, en esta perícopa muestra su total respeto por la libertad y su amor hasta el fin (13,1), aun a costa de la propia vida. Al traidor le ofrece su amistad hasta el último momento. El amor es más fuerte que el odio: es el amor fiel (1,14: amor y lealtad). Excluye toda violencia; Dios no se impone ni coacciona, es puro amor que se ofrece. No existe más juicio que el que el hombre da de sí mismo con sus opciones.

6 DE ABRIL

PRIMERA LECTURA. Isaías 42,1-7.

Dios presenta a su siervo (Is 49; 50; 53; Mt 12,18-21). 

1Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que promueva el derecho en las naciones.
2No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
3La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,
4no vacilará ni se quebrará, hasta implantar
el derecho en la tierra,
y su ley que esperan las islas.

Dios habla a su siervo.

5Así dice el Señor Dios,
que creó y desplegó el cielo,
afianzó la tierra con su vegetación,
dio el respiro al pueblo que la habita
y el aliento a los que se mueven en ella.
6Yo, el Señor, te he llamado para la justicia,
te he tomado de la mano, te he formado
y te he hecho alianza de un pueblo,
luz de las naciones.
7Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas;

Explicación.

42,1-4. El oficio se recibe por elección y por el don del espíritu: el elegido es mediador carismático. Su empresa es implantar el derecho, según la voluntad de Dios. Realizará la empresa no con las armas y por la fuerza, sino con un nuevo estilo: mansedumbre con lo débil y vacilante (como Moisés, según Nm 12,3), pero firmeza y tenacidad en aguantar y cumplir. El ámbito es universal: el reino de la justicia es lo que oscuramente esperan los pueblos desconocidos. Citado en Mt 3,17 y Mc 1,11.

42,6. La expresión hebrea podría traducirse por "con justicia, legítimamente". Prefiero el sentido de finalidad. Hacia dentro, el enviado será "alianza", aglutinante del pueblo y mediador de la alianza con Dios (cfr. 2 Sm 5,3). Para los paganos será luz nueva (cfr. 2,5 y Lc 2,32).

42,7. Con valor simbólico: "abre los ojos" a los que estaban encarcelados en las tinieblas (cfr. Sab 17,2).

SALMO. 27,1-3.13-14.

1 El Señor es mi luz y mi salvación:
¿a quién temeré?
el Señor es baluarte de mi vida:
¿de quién me asustaré?
2 Cuando me atacan los malhechores
para tragarme vivo,
ellos, enemigos y adversarios,
tropiezan y caen.
3 Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no teme;
si entran en batalla contra mí,
aun así yo confío.
13 Yo en cambio espero gozar
de la dicha del Señor en el país de la vida.
14 -Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.

Explicación.

27,1 Los tres títulos de Dios son un programa. Luz: Sal 36,10: Salvación Sal 18,3.47; baluarte Sal 31,3.5. Sobre el temor: Jr 1,17; Is 51,12.

27,2 "Tragarme vivo": a la letra "comer la carne"; Is 9,19; 49,26.

27,13 "Yo en cambio": fórmula hebrea muy dudosa. Algunos lo toman como juramento. Hay que colocar el segundo hemistiquio en paralelo con 4c: en vez de belleza, bondad, en vez de templo, tierra de los vivos.

27,14 ¿Quién pronuncia las frases? - Un sacerdote, un profeta cúltico, o una voz interior. Siendo texto de repertorio, la asignación queda abierta.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

El tema de la confianza en Dios adquiere urgencia y validez renovadas por la revelación de la paternidad de Dios y la victoria de Cristo. Véase Jn 14,1s; 16,3; Lc 11,13; 1 Cor 1,3-5. 

EVANGELIO. Juan 12,1-11.

La comunidad celebra la vida (12, 1-8)

1. Jesús, seis días antes de la Pascua, fue a Betania donde estaba Lázaro, el muerto al que él había levantado de la muerte.
2. Le ofrecieron allí una cena, y Marta servía; Lázaro era uno de los que estaban reclinados con él a la mesa.
3. Entonces María, tomando una libra de perfume de nardo auténtico de mucho precio, le ungió los pies a Jesús y le secó los pies con el pelo. Y la casa se lleno de la fragancia del perfume.
4. Pero Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregarlo, dijo:
5. -¿Por qué razón no se ha vendido ese perfume por trescientos denarios de plata y no se ha dado a los pobres?
6. Dijo esto no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón, y como tenía la bolsa, se llevaba lo que echaban.
7. Dijo entonces Jesús:
-¡Déjala!, que lo guarde para el día de mi sepultura;
8. pues a los pobres los tenéis siempre entre vosotros, en cambio a mí no me vais a tener siempre.

La comunidad, centro de atracción (12, 9-11)

9. Una gran multitud de judíos se enteró de que estaba allí y fueron no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había levantado de la muerte.
10. Los sumos sacerdotes, por su parte, acordaron matar también a Lázaro,
11. porque debido a él muchos de aquellos judíos se marchaban y daban su adhesión a Jesús.

EXPLICACIÓN.

1-8. La Pascua, sin la determinación “de los Judíos” (2,13; 6,4; 11,55), porque la que va a celebrarse es la de Jesús. Betania, sin localización precisa (cf. 1,28; 11,18), lugar de la comunidad de Jesús. Allí está Lázaro, muerto y vivo al mismo tiempo; es la comunidad de Jesús donde la vida ha vencido a la muerte. Esta cena (13,2.4; 21,10) (2), que sustituye al banquete fúnebre, es una acción de gracias a Jesús por el don de la vida. Marta representa a la comunidad donde el amor se traduce en servicio. Lázaro, que se había marchado con el Padre (11,00), está presente en la comunidad, lugar de la presencia del Padre (14,23); la representa en cuanto vencedora de la muerte.

María (3) representa a la comunidad en su relación íntima con Jesús. Su gesto muestra su agradecimiento por el don de la vida; el precio del perfume es símbolo de su amor sin tasa. Asume el papel de Esposa respecto a Jesús, el Esposo (3,29) (Cant 1,12: el perfume de nardo). El perfume simboliza el amor de la comunidad por Jesús; le secó los pies con el pelo, alusión a Cant 7,6, significando el amor de Jesús por los suyos. La casa se llenó, etc.: ambiente de la comunidad, la fragancia del amor/Espíritu (contraste con Jr 25,10 LXX; cf. Cant 1,3), perfume de vida e inmortalidad, que tiene por centro a Jesús.

No todos los discípulos aceptan el mensaje (4-5). Judas no comprende el servicio ni el amor; como pretexto, pone la actividad externa de la comunidad por encima de la expresión de su propia vida; como si se pudiera amar a otros sin experimentar el amor de Jesús y de los miembros del grupo. Pretende oponer los pobres a Jesús.

Mentiroso y ladrón (6): en realidad no opone Jesús a los pobres, sino a su propio interés. Le molesta el amor demostrado porque impide su provecho personal. El que pretende ocuparse de los pobres, en vez de compartir (6,11), se apropia de lo ajeno (se llevaba).

El homenaje que tributa la comunidad a Jesús tiene por motivo la victoria de la vida sobre la muerte. Cuando llegue el momento de la muerte de Jesús deberán afirmar de nuevo esa victoria (7). Pero el perfume no será conservado (19,38).

A través de su muerte, Jesús va a vincularse con todos los pobres, oprimidos, perseguidos de este mundo. El amor que Jesús comunica lleva a la comunidad a acoger a los pobres, a los que tiene con ella y en medio de ella. 


9-11. Allí (9), en la comunidad. No sólo Jesús, sino también su comunidad, representada por Lázaro, el muerto-vivo, se convierte en centro de atracción. Repercusión de este testimonio entre los adictos a la institución judía. Las autoridades religiosas reaccionan, sin vacilar ante un nuevo homicidio (10); se proponen suprimir también al grupo de los que poseen esa vida, cuya realidad provoca el éxodo de sus partidarios (11).

5 DE ABRIL

La procesión de las Palmas: Mt 21,1-11.

1 Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al Monte de los Olivos, Jesús mandó a dos discípulos, 2 diciéndoles:
                        - Id a la aldea de enfrente y encontraréis en seguida una borrica atada, con un pollino; desatadlos y traédmelos.
3 Y si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita, pero que los devolverá cuanto antes.
                        4 Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta:
                        5 Decid a la ciudad de Sión:
                        Mira a tu rey que llega,
                        sencillo, montado en un asno,
                        en un pollino, hijo de acémila (Is 62,11; Zac 9,9).
                        6 Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús;
7 trajeron la borrica y el pollino, les pusieron encima los mantos y Jesús se montó.
8 La mayoría de la gente se puso a alfombrar la calzada con sus mantos; otros la alfombraban con ramas que cortaban de los árboles.
9 Y los grupos que iban delante y detrás gritaban:
                        - ¡Viva el Hijo de David!
                        - ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! (Sal 118,25-26).
                        - ¡Sálvanos desde lo alto!
                        10 Al entrar en Jerusalén, la ciudad entera preguntaba agitada:
                        - ¿Quién es éste?
                        11 Las multitudes contestaban:
                        - Éste es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea.

EXPLICACIÓN.

1 - 11.          La narración está centrada en la índole del Mesías que llega. Iniciativa de Jesús para procurarse cabalgadura, según el oráculo profético. Ciudad de Sión, lit. "hija de Sión" (Is 62,11; Zac 9,9; Jr 4,31), modismo profético hebreo que personifica a una ciudad con sus habitantes (4s). Reacción de la multitud, contraria al simbolismo del borrico. Extender los mantos en el suelo, acto de sumisión, entrega del poder (2 Re 9,4s.13). Esperan una realeza guerrera (el Hijo de David). Bendito el que viene (Sal 118,25s), aclamación al vencedor. La reacción de la ciudad se describe  con el verbo usado para los temblores de tierra (10). Se preguntan por la identidad de Jesús. La multitud lo identifica con el profeta anunciado, el segundo Moisés (Dt 18,15.18); no espera ruptura sino continuidad con las instituciones. 

Primera Lectura. Isaías 50,4-7.

4Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado,
para saber decir al abatido
una palabra de aliento.
Cada mañana me espabila el oído,
para que escuche como los iniciados.
5El Señor me abrió el oído:
yo no me resistí ni me eché atrás:
6ofrecí la espalda
a los que me apaleaban, las mejillas
a los que me mesaban la barba;
no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos.
7El Señor me ayuda, por eso no me acobardaba;
por eso endurecí el rostro como pedernal,
sabiendo que no quedaría defraudado.

Explicación.

50,4-7 Un personaje anónimo toma la palabra: ¿es, quizá, el siervo del cap. 49? No lleva ese título, pero se asemeja a él; no se llama profeta, pero narra su vocación como la de un profeta: para la palabra (cfr. Jr 1,2.7.9; 15,16.19; 17,15; 20,8s); sufrimientos de la misión (Jr 1,8.17; 10,17s; 17,17s; 18,18; 20,7-10); confianza en el Señor (Jr 15,20s; 20,11-13).

50,4 La misión de consolar: 40,1. El profeta vive a la escucha, porque no dispone a su antojo de provisiones de palabras.

50,5 El Señor modela enteramente a su profeta: oído y lengua. Y éste no opone resistencia: tal es su justificación. Tampoco resiste a las injurias humanas. Es su segunda justificación.

Salmo. 22,8-9.17-20.23-24.

8 al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:
9 "Acudió al Señor, que lo pongas a salvo,
que lo libre si tanto lo quiere".
17 Me acorralan mastines,
me cerca una banda de malhechores.
Me taladran manos y pies,
18 y puedo contar mis huesos.
Ellos me miran triunfantes:
19 se reparten mis vestidos,
se sortean mi túnica.
20 Pues tú, Señor, no te quedes lejos,
fuerza mía, apresúrate a socorrerme;
23 Contaré tu fama a mis hermanos,
en plena asamblea te alabaré.
24 "Fieles del Señor, alabadlo,
linaje de Jacob, glorificadlo,
reverenciadlo, linaje de Israel

Explicación.

22,9 Esas palabras son burla del hombre y desafío de Dios. En boca de los adversarios convierte el poeta la sátira pretendida en elogio involuntario. Desarrolla el tema Sab 2,12-18.

22,17 "Cavan": el hebreo dice "como un león". Diversas correcciones y explicaciones se han propuesto: atar, para que no pueda pelear ni huir; perforar, atravesar, a la luz del relato evangélico. La imaginación puede salvar como metáfora el significado normal "cavar": los mastines a dentelladas abren brechas en antebrazos y pantorrillas.

22,19 Se incautan hasta de la ropa del condenado. Mantos y vestidos podían formar parte del botín de guerra: Jue 5,30; Jos 7,21; 2 Re 7,15.

22,23 "Hermanos" son los miembros del pueblo; designación corriente en Dt.
Segunda Lectura. Filipenses 2,6-11.


Segunda Lectura: Filipenses 2,6-11

6Él, a pesar de su condición divina,
no se aferró a su categoría de Dios;
7al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
haciéndose uno de tantos.
Así, presentándose como simple hombre,
8se abajó, obedeciendo hasta la muerte
y muerte en cruz.
9Por eso Dios lo encumbró sobre todo
y le concedió el título que sobrepasa todo título;
10de modo que a ese título de Jesús
toda rodilla se doble
-en el cielo, en la tierra, en el abismo-
11y toda boca proclame (Is 45,23)
que Jesús, el Mesías, es Señor,
para gloria de Dios Padre.

Explicación.

No se aferró (6), lit. "no consideró una presa" de la que alardear; se despojó de su rango, lit. "se vació". Presentándose como simple hombre (7), lit. "en su aspecto/en su exterior fue hallado como hombre"; la traducción "presentarse" es el correlativo de "ser hallado"; la frase del original "en su exterior como hombre", implica la carencia de notas distintivas, lo que corresponde a "como simple hombre". Título (9): el griego onoma indica una designación de la persona, por su nombre, calidad, dignidad o función; aquí se refiere a Señor (11) que es título de dignidad (cf. Ef 1,23).

La obediencia o respuesta de Jesús es total: acepta incluso la muerte en cruz (8). Exaltación como consecuencia de su abajamiento. Señor (11) título divino. La divinidad del Hombre Jesús, oculta en un principio, ha de ser reconocida universalmente; para gloria de Dios Padre, (10-11). La calidad poética y la simetría de este pasaje (2,6-11), su estilo y contenido, tan diferentes de lo que precede y sigue, sugieren que se trata de un poema o himno cristiano ya existente, que Pablo inserta en la carta, quizá adaptándolo.


Evangelio. Mateo 26,14 -- 27,66 o* Mateo 27,11-54.


2614Entonces uno de los Doce, Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes 15y les propuso:
-¿Cuánto estáis dispuestos a darme si os lo entrego?
Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata (Zac 11,12). 16Desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.
17El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: 
- Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? 18 El contestó: 
-Id a la ciudad, a casa de Fulano, y dadle este recado: «El Maestro dice que su momento está cerca y que va a celebrar la Pascua en tu casa con sus discípulos». 
19Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la cena de Pascua.  



Anuncio de la traición



(Mc 14,17-21; Lc 22,21-23; Jn 13,21-30) 



20Caída la tarde se puso a la mesa con los Doce.
21Mientras comían, dijo:
-Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.
22Ellos, consternados, empezaron a replicarle uno tras otro:
-¿Acaso soy yo, Señor?
23Respondió él:
-Uno que ha mojado en la misma fuente que yo me va a entregar. 24El Hombre se va, como está escrito de él; pero ¡ay de ese hombre que va a entregar al Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25Entonces reaccionó Judas, el que lo iba a entregar, diciéndole:
-¿Acaso soy yo, Rabbí?
Respondió:
-Tú lo has dicho.  



La eucaristía



(Mc 14,22-26; Lc 22,15-20; 1 Cor 11,23-25)

26Mientras comían, Jesús cogió un pan, pronunció una bendición y lo partió; luego lo dio a sus discípulos, diciendo:
-Tomad, comed: esto es mi cuerpo.
27y cogiendo una copa, pronunció una acción de gracias y se la pasó, diciendo: 
-Bebed todos de ella, 28  pues esto es la sangre de la alianza mía, que se derrama por todos para el perdón de los pecados. 29 0s digo que desde ahora no beberé más de este producto de la vid hasta que llegue el día en que lo beba entre vosotros, nuevo, estando yo en el reino de mi Padre.
30y después de cantar salieron para el Monte de los Olivos. 

(Mc 14,27-31; Lc 22,31-34; Jn 13,36-38)

31 Entonces Jesús les dijo:
-Esta misma noche vais a fallar todos a causa de mí, porque está escrito: « Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño» (Zac 13,11). 32Pero cuando resucite iré por delante de vosotros a Galilea.
33Le repuso Pedro:
-Aunque todos fallen a causa de ti, yo jamás fallaré.
      34Jesús le declaró:        
-Te aseguro que esta misma noche, antes de que el gallo cante, renegarás de mí tres veces.
35pedro le replicó:
-Aunque tenga que morir contigo, jamás renegaré de ti. y los demás discípulos dijeron lo mismo. 

(Mc 14,34·42; Lc 22,39-46)  

36Entonces llegó Jesús con sus discípulos a un huerto que llamaban Getsemaní, y les dijo:
-Sentaos aquí, mientras yo me voy allí a orar.
37y llevándose a Pedro y'a los dos hijos de Zebedeo, dejó ver su tristeza y su angustia. 38Entonces les dijo:
-Me muero de tristeza. Quedaos aquí y manteneos despiertos conmigo.
39 Adelantándose Un poco, cayó rostro en tierra y se puso a orar diciendo:

 -Padre mío, si es posible, que se aleje de mí ese trago. Sin embargo, no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
 40Se acercó a los discípulos, los encontró dormidos y dijo a Pedro:
-¿Así que no habéis podido manteneros despiertos conmigo ni una hora? 41Manteneos despiertos y pedid no ceder a la tentación; el espíritu es animoso, pero la carne es débil.
42Se apartó por segunda vez y oró diciendo:
-Padre mío, si no es posible que yo deje de pasado, realícese tu designio.
43 Al volver los encontró otra vez dormidos, porque los ojos no se les mantenían abiertos. 4Los dejó, se alejó de nuevo y oró por tercera vez, repitiendo las mismas palabras. 45 Al final se acercó a los discípulos y les  dijo:
-¿Así que durmiendo y descansando? Mirad, está cerca el momento de que el Hombre sea entregado en manos de los pecadores. 46¡Levantaos, vamos! Está cerca el que me entrega. 

(Mc 14,43-50; Lc 22,47-53; Jn 18,3-12)  



47 Aún estaba hablando cuando de pronto llegó Judas, uno de los Doce, y, con él, una gran multitud con machetes y palos, mandada por los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo. 48El traidor les había dado por seña:
-El que yo bese, ése es; detenedlo.
49Se acercó en seguida a Jesús y le dijo:
-¡Salud, Rabbí!
Y lo besó con insistencia. 50Pero Jesús le contestó:
      -¡Amigo, a lo que has venido!   
Entonces se acercaron a Jesús, le echaron mano y lo detuvieron. 51Uno de los que estaban con él tiró de machete y de un tajo le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote.
52Jesús le dijo:
-Vuelve el machete a su sitio; que el que a hierro mata a hierro muere. 53 ¿Piensas que no puedo acudir a mi Padre? El pondría a mi lado ahora mismo más de doce legiones de ángeles. 54Pero, ¿ cómo se cumpliría entonces la Escritura, que dice que esto tiene que pasar?
55En el momento aquel dijo Jesús a las multitudes:
-¡Con machetes y palos habéis salido a prenderme, como si fuera un bandido! A diario me sentaba en el templo a enseñar y no me detuvisteis.
56Todo esto ocurrió para que se cumpliera lo que escribieron los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.


(Mc 14,53-65; Lc 22,54-55.63-71; Jn 18,12-14.19-24)

57 Los que detuvieron a Jesús lo condujeron a casa de Caifás el sumo sacerdote, donde se habían congregado los letrados y los senadores. 58 Pedro lo fue siguiendo de lejos hasta el palacio del sumo Sacerdote, entró dentro y se sentó con los guardias para ver el fin.


59Los sumos sacerdotes y el Consejo en pleno buscaban un falso testimonio contra Jesús para condenarlo a muerte, 60 pero no lo encontraban a pesar de los muchos falsos testigos que comparecían. Finalmente comparecieron dos 61 que declararon:
-Este ha dicho que puede echar abajo el santuario de Dios y reconstruirlo en tres días.
62El sumo sacerdote se puso en pie y le preguntó:
-¿No tienes nada que responder? ¿Qué significan estos cargos en contra tuya?
63Jesús siguió callado. El sumo sacerdote le dijo entonces:
-Te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios.
64Jesús le respondió:
-Tú lo has dicho: pero además os digo esto: Desde ahora vais a ver al Hombre sentado a la derecha de la Potencia (Sal 11 O, 1) Y llegar sobre las nubes del cielo (Dn 7,13).
65El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras diciendo:
-Ha blasfemado, ¿qué falta hacen más testigos? Acabáis de oír la blasfemia, 66 ¿qué decidís?
Contestaron ellos:
-Pena de muerte.
67Entonces le escupieron a la cara y lo golpearon, otros le daban bofetadas, 68diciendo: -Adivina, Mesías, ¿quién te ha pegado?
(Mc 14,66-72; Lc 22,56-62; Jn 18,15-18.25-27)
69Pedro estaba sentado fuera, en el patio; se le acercó una criada y le dijo:
-También ,tú andabas con Jesús el Galileo.
Él lo negó delante de todos, diciendo:
-¡No sé de qué hablas!
71 Al salir al portal lo vio otra y dijo a los que estaban allí:
-Éste andaba con Jesús Nazareno.
72Otra vez lo negó, jurándolo:
-No sé quién es ese hombre.
73 Al poco rato se le acercaron los que estaban allí y le dijeron:
-Tú también eres de ellos, seguro; se te nota en el habla.
74Entoces Pedro se puso a echar maldiciones y a jurar:
-¡No sé quién es ese hombre!
Y enseguida cantó un gallo. 75Pedro se acordó de las palabras de Jesús: «Antes que cante el gallo renegarás de mí tres veces». Y saliendo fuera, lloró amargamente.

27 1 Al amanecer, todos los sumos sacerdotes y los senadores del pueblo llegaron a un acuerdo para condenar a muerte a Jesús y, 2atándolo, lo condujeron a Pilato, el gobernador, y se lo entregaron.

(Hch 1,18-19)


3 Al ver Judas, el traidor, que habían condenado a Jesús, sintió remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y senadores, diciéndoles:
-He pecado, entregando a la muerte a un inocente.
Ellos le contestaron:
-Y a nosotros, ¿qué? ¡Allá tú!
5Entonces arrojó las monedas hacia el santuario y se marchó; luego fue y se ahorcó.    
6Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron:
-No está permitido echarlas en el tesoro, porque son precio de sangre.
7Y después de llegar a un acuerdo, compraron con ellas el Campo del Alfarero, para cementerio de forasteros. 8Por eso aquel campo se llama todavía hoy «Campo de Sangre». 9Entonces se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías: « Tomaron las treinta monedas de plata, el precio de uno que fue tasado según la tasa de los hijos de Israel, 10pagaron con ellas el Campo del Alfarero, como me lo había mandado el Señor».

(Mc 15,2-5; Lc 23,2-5.9-10; Jn 18,33-38)
11Jesús compareció ante el gobernador, y el gobernador lo interrogó:
-¿Tú eres el rey de los judíos?
Jesús declaró:
-Tú lo estás diciendo:
12Mientras duró la acusación de los sumos sacerdotes y senadores no replicó nada. 13Entonces le preguntó Pilato:
-¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti?

14No le contestó a una sola pregunta, de suerte que el  gobernador estaba sumamente extrañado.


(Mc 15,6-15; Lc 23,17-23; Jn 18,39-40)
15Por la Fiesta acostumbraba el gobernador a soltar un preso, el que la multitud quisiera. l6Tenía entonces un preso famoso, Jesús Barrabás. Cuando se congregó la gente, 171es preguntó Pilato:
 -¿A quién queréis que os suelte, a Jesús Barrabás o a Jesús a quien llaman el Mesías?
18Porque sabía que se lo habían entregado por envidia.
19Mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó recado:
-Deja en paz a ese justo, que esta noche he sufrido mucho en sueños por causa suya.
20 A pesar de todo, los sumos sacerdotes y los senadores convencieron a las multitudes de que pidieran a Barrabás y muriese Jesús.
21 El gobernador tomó la palabra:
-¿A cuál de los dos queréis que os suelte?
Contestaron ellos:
-A Barrabás.
22Pilato les preguntó:  
-y  qué hago con Jesús, a quien llaman el Mesías?
Contestaron todos:
-¡Que lo crucifiquen!
23Pilato repuso:
-Pero ¿qué ha hecho de malo?
Ellos gritaban más y más.
-¡Que lo crucifiquen!
24Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos  cara a la gente, diciendo:
-Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros!
25El pueblo entero contestó:
-¡Nosotros y nuestros  hijos respondemos de su sangre!  
26Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de mandarlo azotar, lo entregó para que lo crucificaran.

 (Mc 15,16-21; Lc 23,26; Jn 19,2-3)  

27 A continuación, los soldados del gobernador llevaron a Jesús a la residencia y reunieron alrededor de él a toda la compañía. 28Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata; 29 después trenzaron una corona de espino, se la pusieron en la cabeza y en la mano derecha una caña. Doblando la rodilla ante él, le decían de burla:

-¡Salud, rey de los judíos!
30Le escupieron, le quitaron la caña y se pusieron a pegarle en la cabeza. 31Terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y se lo llevaron para crucificarlo.
32 Al salir encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón y lo forzaron a llevar su cruz.

(Mc 15,22-41; Lc 23,27-49; Jn 19,17-30)  


33Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiera decir «La Calavera»), 34 le dieron a beber vino mezclado con hiel (Sal 69,22); él lo probó, pero no quiso beberlo. 35Después de crucificarlo se repartieron su ropa echándola a suerte (Sal 22,19) 36 y luego se sentaron allí a custodiarlo.
37Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: 
ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS JUDÍOS
38Crucificaron entonces con él a dos bandidos, uno a la derecha y el otro a la izquierda.
39Los que pasaban lo injuriaban, y decían, meneando la cabeza:
40-¡Tú que echabas abajo el santuario y lo reconstruías en tres días! Si eres Hijo de Dios, sálvate y baja de la cruz.
41 Así también los sumos sacerdotes, en compañía de los letrados y los senadores, bromeaban:
42 -Ha salvado a otros y él no se puede salvar. ¡Rey de Israel! Que baje ahora de la cruz y creeremos en él. 43¡Había puesto en Dios su confianza! Si de verdad lo quiere Dios, que lo libre (Sal 22,9) ahora, ¿no decía que era Hijo de Dios?
44Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban.
45Desde el mediodía hasta la media tarde toda la tierra estuvo en tinieblas. 46A media tarde gritó Jesús muy fuerte: Elí, Elí, lemá sabaktani. (Es decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? [Sal 22,2]).
47 Al oído, algunos de los que estaban allí decían:
-A Elías llama éste.
48Inmediatamente uno de ellos fue corriendo a coger una esponja, la empapó de vinagre y, sujetándola a una caña, le dio de beber (Sal 69,22). 49 Los demás decían:
-Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
50Jesús dio otro fuerte grito y exhaló el espíritu.
51 Entonces la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba a abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron, 52 las tumbas se abrieron y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron;  53después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos.
54El centurión y los soldados que con él custodiaban a Jesús, viendo el terremoto y todo lo que pasaba, dijeron aterrados:
-Verdaderamente éste era Hijo de Dios.

55Estaban allí mirando desde lejos muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea para asistirlo, 56entre ellas María Magdalena, María la madre de Santiago y José, y la madre de los Zebedeos.

(Mc 15,42-47; Lc 23,50-56; Jn 19,38-42) 

57 Caída la tarde llegó un hombre rico de Arimatea, de nombre  José, que también había sido discípulo de Jesús. 58Fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo y Pilato mandó que se lo entregaran.

59José se llevó el cuerpo de Jesús y lo envolvió en una sábana limpia; 60después lo puso en el sepulcro nuevo excavado para él mismo en la roca, rodó una losa grande a la entrada del sepulcro y se marchó. 61Estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

62 A la mañana siguiente, pasado el día de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos acudieron en grupo a Pilato 63 y le dijeron:
-Señor, nos hemos acordado de que aquel impostor, estando en vida, anunció: «A los tres días resucitaré». 64Por eso manda que vigilen el sepulcro hasta el tercer días, no sea que vayan sus discípulos, roben el cuerpo y digan al pueblo que ha resucitado de la muerte. La última

impostura sería peor que la primera.
65Pilato contestó:
-Tomad una guardia; id y asegurad la vigilancia como ya sabéis.
 66Ellos fueron, sellaron la losa, y con la guardia aseguraron la vigilancia del sepulcro.

EXPLICACIÓN.

26 Judas pide dinero por entregar a Jesús (14s); no ha hecho la opción por la pobreza (5,3; 6,24). Treinta monedas de plata, precio de un esclavo (Zac 11,12; Éx 21,32). 


17-30. Tríptico. Los Ázimos, panes sin levadura que sustituían al pan ordinario durante e! período pascual (Éx 12,14-20). Los discípulos recuerdan a Jesús que ha de ser celebrada la cena. Los manda a todos (Mc: dos) a dar el recado. Su momento es el de su muerte (17-19).



Los Doce (20) se identifican con los discípulos (v. 18). Anuncia la traición: tristeza e inseguridad (22). Mojar en la misma fuente, gesto de amistad e intimidad (J3). Oposición entre el Hombre, e! portador de! Espíritu de Dios, y ese hombre, que carece de él (cf. 17,22s). Al entregar al Hombre a la muerte, judas anula en sí mismo todo valor humano, renuncia para siempre a su plenitud de hombre. Más le valdría no haber nacido (24). Sin reproche alguno, Jesús identifica al traidor: último esfuerzo. para que recapacite (25).



Cuerpo (26), la persona en cuanto identificable y activa; sangre (27), símbolo de la muerte violenta, denotaba también a la persona en cuanto entregada a la muerte. Pan, alimento, indispensable para la vida; símbolo de la Ley. Para el discípulo, la norma de vida es Jesús mismo, su persona y su actividad. La invitación a comer e! pan (26) es una invitación al seguimiento. Simboliza Jesús su entrega a ellos por amor; ellos, a su vez, deberán entregarse a todos en e! pan que repartan (14,19; 15,36). La copa (27), símbolo de la pasión y muerte (20,22). La alianza mía, Jesús toma e! puesto que tenía Dios en la antigua alianza (cf. 16,18: «Ía comunidad mía/mi comunidad". Invita a beber de la copa, a asimilarse a su entrega (16,24; 26,7). Derramar (28) se dice del Espíritu al 3,1s): quien bebe de la copa, comprometiéndose a una calidad de amor como el de Jesús, recibe e! Espíritu. No dice Mt que coman e! pan ni beban de la copa: la decisión deberán hacerla ante el hecho de la cruz. Vino nuevo (29, cf. 9,17), amor nuevo: no ya el que se exigía a Israel, (22,39), sino el servicio a los hombres hasta dar la vida (20,28). Podrá beberlo a partir de su muerte, por la que entrará en e! reino del Padre (cf. 13,43); serán los discípulos los que produzcan el nuevo fruto de la vid (21,41). 

31-,35La defección, corno en la parábola del sembrador (13,21): los que no tienen raícesHeriré al pastor, en sentido permisivo, «dejaré que hieran(cf6,13)Nuevo anuncio de la resurrección (32)Galilea, región limítrofe con los pueblos paganos: allí han de reunirse los dispersos para comenzar la misión universal (cf28,16-20)Presunción dPedro (33), a la que corresponderá un fallo mayor que e! de los otros (23,12). Se reniega de Jesúcuando e! discípulo no reniega de sí mismo (16,24), renunciando a toda ambición (34)Testarudez de Pedro; consigue que los demás no hagan caso a Jesús, sino a él (35). 


36-46. Segunda vez que Jesús ora (cf. 14,23). Reverso de la medalla de la transfiguración. Los mismos tres testigos (36s). Me muero de tristeza (38), cf. Sal 42,6, grito de dolor de un israelita cautivo al ver a su Dios menospreciado por los paganos porque no lo libera de! cautiverio. En paralelo, la angustia de Jesús: e! Padre, si no lo salva de sus enemigos, será ultrajado. Los hombres esperan un Dios que muestre su potencia; si Jesús muere condenado, despreciarán al Dios de quien se fiaba (27,43.46). Los discípulos deben aceptar con él e! aparente fracaso de esa muerte (38). La petición -de Jesús, condicionada al designio divino (39). Sueño de los discípulos: falta de identificación con Jesús. Vencer la tentación de! mesianismo triunfante (4,1-11). Alusión a las bravatas de Pedro (26,33-35) (40). Realícese tu designio, cf. 6,10. Ha llegado el momento, cf. 17,22s.  

47-56. Un traidor en e! Israel mesiánico (uno de los Doce). La turba, enviada por los que se habían confabulado para dar muerte a Jesús (26,3). Rabbí, según las categorías judías con las que Judas no ha roto (49). Amigo, como en 20,13, e! que trabaja por lucro, y 22,12, el que no llevaba el traje de fiesta (50). Jesús se entrega sin resistencia. Intento de usar la violencia para impedirlo (51): no comprenden el mesianismo de Jesús. En el siervo/representante del sumo sacerdote, quieren atacar al jefe de la institución (51). La violencia engendra violencia (52). Jesús ha renunciado a pedir la intervención divina (53). Jesús reprocha a la multitud su conducta con él (cf. 21,23) (55). Las profecías (56) del servidor de Dios (Is 52,13-53,12; Cf. Mt 3,18). Fuga de los discípulos.  

57-68. Los letrados, aliados de los sacerdotes (57). Pedro no lo sigue como discípulo (de lejos). Espera que algo imprevisto impida la muerte de Jesús (58). Ninguna acusación real, buscan falsos testimonios (59s). Jesús había predicho la destrucción del templo (21,13; 24,2), pero no por obra suya. Pregunta del sumo sacerdote (cf. 16,16). Respuesta afirmativa de Jesús, precisando la identidad entre el Mesías y el Hombre y la consecuencia de su rechazo. Dios está con él y en contra de ellos y de la institución que representan. La llegada que va a ver se verificará en la destrucción de Jerusalén y del templo (21,41; 22,7) (64). Acusación de blasfemia y pena de muerte (64; cf. 65-66). El odio acumulado se desata en ultrajes (67-68).  

69-75. También Pedro es acusado. Negación pública delante de todos (70). Rechazo total: no sé quién es ese hombre (cf. 25,12) (72). Acosado, refuerza su negación con maldiciones y juramentos. Abandona el palacio y con él la institución judía y su ideología mesiánica. Llanto de arrepentimiento (75). 

27 1-2. La sesión de la mañana ratifica la sentencia. Para ejecutaría, lo llevan a Pilato.  

3-10. Remordimiento de Judas. Treinta monedas de plata (26,14-16). La retractación del delator debía poner en cuestión el juicio celebrado antes. Los dirigentes no hacen caso (4), van a llevar adelante el proceso de Jesús. Judas ha sido sólo un instrumento. Su gesto es una denuncia. Ejecuta en sí mismo la sentencia (5; cf. 2 Sm 17,23). Los sumos sacerdotes, minuciosos observantes de la Ley (Dt 23,18). El texto citado es de Zac 11,13. Mt lo atribuye a Jeremías (cf. Jr 18,2s; 32,7-9) para ponerlo en paralelo con 2,18: Judas, que representa el pueblo infiel a Dios y al Mesías, corresponde a los hijos de Raquel cuya muerte provoca el amargo lamento.  

11-14. El gobernador está al tanto de la acusación, distinta de la de blasfemia propuesta en el tribunal judío (26,65). El rey de los judíos, cf. 2,2. El silencio de Jesús domina la escena. Expresa su ruptura con la institución judía y la aceptación de su muerte.  

15-26. Propuesta de Pilato para poner en libertad a Jesús (16-18). Contraste entre los nombres (17). Los dirigentes judíos ven en Jesús un rival (18). Ante la traición de Israel, Dios habla al paganismo (19). Las multitudes que nunca habían dado plena adhesión a Jesús, manipuladas por los dirigentes (cf. 12,43-45); arrastradas por ellos, van a ser cómplices en el asesinato del Mesías (21,39) y van a perder el reinado de Dios (21,43). Se ponen del lado de sus opresores; renuncian a toda esperanza de liberación (20-23). El juez cede a la presión y comete la injusticia. El pueblo asume la responsabilidad de la muerte de Jesús (cf. Lv 20,9; Jos 2,19) (24-26). 

27-32. Los soldados ridiculizan en Jesús la esperanza mesiánica de Israel. De hecho éste ha rechazado al Mesías liberador: no le queda más que la esclavitud (27-31). Mientras  Simón Pedro ha renegado de Jesús (26,6 -75), Simón Cirineo carga con su cruz (32), según las condiciones de seguimiento (16,24). Cada uno de ellos corresponde a uno de casos expuestos en 7,24-27.  

33-44. Lugar de la ejecución (33). El vino con hielotra muestra dodio (cfSal 69,21s). Reparto de la ropa (Sal 22,19). El letrero reproduce la acusación formulada por Pilato (27,11). La frase está construiden paralelo con la del bautismo la transfiguración: Éste es mi Hij(3,17; 17,5): el rey-Mesías designado por Dios. No el Mesías triunfadoguerrero, sino el Hombre que da su vida para liberar a todos lohombres (20,28)Bandidos (38), apelativo de los nacionalistas fanáticosLos ultrajes (39-44): Primer grupo, la gente del pueblo (39-40) repite lacusación formulada en el juicio ante Caifás (26,61)Jesús, un peligrpara la instituciónLa prueba de ser Hijo de Dios (cf. 4,3.6) sería librarse de la muerte; no conciben que Jesús dé su vida voluntariamenteSegundo grupo, los dirigentes (41-43)También ellos le echan en carsu impotencia; para ellos, la razón se muestra con la fuerza. Le piden el milagro (12,38)Con palabradel Salmo 22 se burlan de su confianzen Dios. Ellos han vencido, luego Dios está con ellos; descréditdel verdadero Dio(cf26,38)Tercer grupolos compañerode suplicio (44)Nadie comprende el sentidde su muerte, ven en ella la derrota.  


45-56. Las tres horas de tinieblas (45) recuerdan los tres días de tinieblas sobre la tierra de Egipto (Éx 10,21s): éxodo liberador para la humanidad entera; al mismo' tiempo, juicio de Dios, (cf. Am 8,9s; Jr 15,8s). La tiniebla anuncia la llegada del Hombre (26,64; cf 24,29) (45). El grito de Jesús continúa la angustia de Getsemaní (26,38), por la ineficacia de su muerte para Israel (46). Interpretación equivocada o irónica del grito de Jesús (47-49). Ven en él la confesión de su fracaso y el deseo de ser liberado de la muerte. El odio de Israel lo acompaña hasta el último momento (vinagre, Sal 69,22). El grito (voz) estentóreo (50) al exhalar el Espíritu es de victoria, anuncia la efusión del Espíritu, del que había sido portador (50). La teofanía: la cortina del santuario es la misma humanidad de Jesús (nuevo santuario, cf. 26,51): la divinidad se manifiesta en Jesús. De arriba abajo, en la cruz se revelan como una sola cosa el Padre del cielo (arriba) y Jesús, el Dios con nosotros (abajo, cf. 1,23). Debilidad (muerte en cruz) y fuerza (el Espíritu), El papel de los templos ha terminado. El temblor de tierra es consecuencia de la teofanía (cf. Éx 19,18; Sal 96,9.13s; 97,4). Con la efusión del Espíritu comienza el reinado de Dios (Sal 96,13s). Las rocas se rajaron: a partir de la muerte de Jesús no existe para los hombres más fundamento sólido para construirse que Jesús mismo y su palabra (7,24). La resurrección de muchos santos (Dn 12,2) (52) indica la llegada de los tiempos mesiánicos; no son personajes del AT (cf. 13,17), sino santificados por el Espíritu, que han recibido por seguir a Jesús. La ciudad santa no se refiere ya a Jerusalén (4,5), ciudad asesina (23,37-39), sino a la consagrada por el Espíritu, la comunidad cristiana (cf. 5,14), que adquiere la certeza de su propia resurrección (16,18).

El centurión y los soldados (54): el paganismo. Terror (cf. 17,6). La cruz es la revelación de Dios a los paganos. Las mujeres (SS-56), desde lejos, como Pedro, seguían a Jesús (26,58): desconcierto y duda. La madre de los Zebedeos, que manifestó la ambición de gloria y poder (20,20s), no estará presente en la sepultura ni será testigo de la resurrección (27,61; 28,1). 

 57-61. Caída la tarde, la hora de la cena (26,20); el cuerpo que va a ser sepultado es el que ofrecía a sus discípulos (26,26). José, hombre rico y discípulo: aunque aceptara el mensaje de Jesús, no lo había llevado a la práctica (rico) (cf. 19,21.23.24), edificaba sobre arena (7,26; cf. 5,3; 6 19-21.24). Cierra el sepulcro con la losa; para él, todo ha terminado.




62-66. La preocupación de los dirigentes prevalece sobre la solemnidad de la fiesta (62). Su mala conciencia los hace estar intranquilos por las predicciones de Jesús. El sello quiere garantizar que Jesús no sale de La muerte (66).