sábado, 28 de diciembre de 2019

28 DE FEBRERO

Primera Lectura. Isaías 58,1-9

1Grita a voz en cuello, sin cejar,
alza la voz como una trompeta,
denuncia a mi pueblo sus delitos,
a la casa de Jacob sus pecados.
2Consultan mi oráculo a diario,
muestran deseo de conocer mi camino
como un pueblo que practicara la justicia
y no abandonase el mandato de su Dios.
Me piden sentencias justas,
desean tener cerca a Dios.
3¿Para qué ayunar, si no haces caso?
¿Mortificarnos, si tú no te fijas?
Mirad: el día de ayuno buscáis vuestro interés,
y apremiáis a vuestros servidores;
4mirad: ayunáis entre riñas y disputas,
dando puñetazos sin piedad.
No ayunáis como ahora,
haciendo oír en el cielo vuestras voces.
5¿Es ése el ayuno que el Señor desea,
el día en que el hombre se mortifica?
Mover la cabeza como un junco,
acostarse sobre estera y ceniza,
¿a eso lo llamáis ayuno, día agradable al Señor?
6El ayuno que yo quiero oír es éste:
abrir las prisiones injustas,
hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos,
romper todos los cepos;
7partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que ves desnudo
y no cerrarte a tu propia carne.
8Entonces romperá tu luz como la aurora,
en seguida te brotará la carne sana;
te abrirá tu camino tu justicia,
detrás irá la gloria del Señor.
9Entonces clamarás al Señor, y te responderá;
pedirás auxilio, y te dirá: Aquí estoy.
Si destierras de ti los cepos,
y el señalar con el dedo, y la maledicencia;

Explicación.

58,1 En una jornada de ayuno litúrgico, la voz del profeta ha de resonar como trompeta: Jl 2,15; Os 8,1; Sal 81,4. Se dice "mi pueblo" aludiendo a la alianza (Sal 50,4.7), base de la querella.

58,2-3a El pueblo viene a Dios con pretensiones, alegando como méritos sus buenos deseos: de conocer el camino de Dios, el mandato de Dios, la cercanía de Dios. Vanas pretensiones mientras siguen su camino (56,11), no cumplen los mandatos (cfr. Sant 1,22-24), buscan una cercanía mecánica (Jr 7). Como si bastara consultar.

58,3b-5 La respuesta del Señor es irónica. Desenmascara la farsa piadosa: ayunar y perseguir el negocio, mortificarse uno y golpear al prójimo. "Apremiar" trae dolorosas resonancias de la opresión egipcia: Ex 3,7; 5,9.13.14; y va contra la legislación de Dt 15, 2s. La voz que se debe escuchar en el cielo es la de la oración sincera (p. ej. Sal 5,4; 27,7; 55,18); ahora se escuchan voces y ruidos, de golpes y riñas. De rodillas e inclinándose rítmicamente parecen un campo de juncos que se comban al paso del viento: ¿qué viento los mueve?

58,6-7 "Liberar cautivos": el don de la libertad se aprecia más después de la experiencia del destierro. En vez de "afligirse" uno mismo, debe sentir la "aflicción" del prójimo. "Carne" subraya la debilidad e invalidez común a todos. Si el egoísmo cierra, la compasión abre. El dolor compartido establece y mantiene la solidaridad.

58,8-9 Mäs aún. El ayuno auténtico, las obras de misericordia, transfiguran al hombre, casi lo divinizan, como sol que amanece (cfr. Sal 112,4). Abre su cortejo la Justicia, lo cierra la Gloria del Señor (cfr. Sal 85,14; 97,2). Por la caridad el hombre resplandece, porque revela la gloria de Dios (Mt 5,16).

Salmo. 51,3-6.18-19


3Misericordia, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
4lava del todo mi delito

y limpia mi pecado.
5Pues yo reconozco mi culpa
y tengo siempre presente mi pecado.
6Contra ti solo pequé,
cometí la maldad que repruebas.
18Un sacrificio no te satisface;
si te ofrezco un holocausto, no lo aceptas.
19Para Dios sacrificio es un espíritu quebrantado,
un corazón quebrantado y triturado,
tú, Dios, no lo desprecias.
Explicación.
51,3 Al apelar a la piedad y compasión de la otra parte, implícitamente se reconoce culpable.
51,6a "Contra ti solo". Si el salmo está estilizado como pronunciado por David, parece olvidar a Urías. Leído detrás del anterior, parece olvidar al prójimo. Sin embargo, la frase hace sentido en contexto de alianza: una parte es ofensora respecto a la otra. Véase para David 2 Sm 12,9.
51,6b En el esquema de un juicio bilateral el verso es claro: el orante aprueba la validez del discurso de Dios. Parafraseo: con tu discurso pruebas tu inocencia, del proceso sales inocente. Si se tratase de que Dios salga justificado frente a todo juicio humano, la condena de un culpable surtiría el mismo efecto.
51,18 El verbo aceptar puede tener valor técnico en el lenguaje cúltico: es la aceptación de Dios la que convalida un sacrificio.
51,19 "Quebrantado, triturado": hay que retener la imagen hebrea, plástica, vigorosa; nosotros decimos "estoy hecho polvo". Por la traducción griega y después la latina, la imagen perdió su materialidad y se convirtió en el concepto contrición, con su adlátere atrición.
Transposición cristiana
El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.

Evangelio. Mateo 9,14-15


14 Se acercaron entonces los discípulos de Juan a preguntarle:
                   - Nosotros y los fariseos ayunamos a menudo, ¿por qué razón tus discípulos no ayunan?
                   15 Jesús les contestó:
                   - ¿Pueden estar de luto los amigos del novio mientras el novio está con ellos? Llegará el día en que les arrebaten al novio y entonces ayunarán.


Explicación.


La práctica religiosa de los discípulos de Juan se ha asimilado a la de los fariseos (cf. 3,7). Reproche: Jesús no se atiene a la tradición ascética ni impone disciplina a sus discípulos. Jesús compara su convivencia con los discípulos a un banquete de bodas, donde él representa al novio/esposo (cf. 3,11) en el simbolismo de la alianza (Os 2), cambio de alianza (Jr 31,31-34): amistad, alegría, libertad. El ayuno, expresión de tristeza, incompatible con la presencia de Jesús.

27 DE FEBRERO

Primera Lectura. Deuteronomio 30,15-20

15>>Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. 16Si obedeces los mandatos del Señor, tu Dios, que yo te promulgo hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás; el Señor tu Dios, te bendecirá en la tierra adonde vas a entrar para conquistarla. 17Pero si tu corazón se aparta y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros, 18yo te anuncio hoy que morirás sin remedio, que después de pasar el Jordán y de entrar en la tierra para tomarla en posesión, no vivirás muchos años en ella.
19>>Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra; te pongo delante bendición y maldición. Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, 20amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, pegándote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que había prometido dar a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob>>.

Explicación.

30,15-18 La alianza ofrecida por Dios ha de ser aceptada por el hombre en un acto libre, en una decisión radical (cfr. Jos 24). El pueblo debe tomar la decisión con plena conciencia del contenido y de sus consecuencias. La alianza, como los árboles del paraíso, enfrenta al hombre con el mal y el bien, la bendición y la maldición, la vida y la muerte. Véase Eclo 15,14-17.

30,19 Cielo y tierra son los testigos notariales de Dios, dos testigos que componen el universo. Cfr. Sal 50,4; Is 1,2.

30,20 Con la mención de los tres patriarcas, la alianza queda firmemente anclada en la promesa.

Salmo. 1,1-4.6


(Jr 17,5-8; Prov 4,10-19)

1. Dichoso el hombre que no camina aconsejado por los malvados
y en el camino de pecadores no se detiene
y en la sesión de los cínicos no toma asiento;
2. sino que su tarea es la ley del Señor
y medita su ley día y noche.
3. Será como un árbol plantado junto a acequias,
que da fruto en su sazón
y su follaje no se marchita.
Cuanto hace prospera.
4. No así los malvados
serán como tamo que arrebata el viento.
6. Porque el Señor se ocupa
del camino de los justos,
pero el camino de los malvados se extravía.

Explicación.

1. Es como un pórtico colocado cuando se completan las colecciones de salmos. Comienza con la primera letra del alfabeto hebreo, y recibe al orante anunciando una “bienaventuranza”, ofrecida a quien se aparta del mal, de los malos, y… “practica el bien”; el autor contrapone otra actividad. Por medio de la “meditación” asimilar la tôrâ, o ley, o voluntad divina hecha palabra y ya codificada. Del mundo sapiencial salta el autor tardío a la Ley. Ésta es como un caudal perenne de aguas, que se comunica por la meditación y confiere al hombre una vitalidad vegetal inmarcesible (Sal 92,13s), éxito en sus empresas. Mientras que los malos son sequedad, esterilidad, presa del viento. La elección y conducta libre y responsable del hombre revelará su valor en el desenlace definitivo, en un juicio escatológico. Hay que notar las dos asimetrías: malvados / meditador, el Señor se ocupa / el camino se extravía. Paralelos en Jos; Sal 37,31;40; Jr 17, 5-8.

1,1 Hay veintiséis bienaventuranzas o felicitaciones en el salterio, ocho en Proverbios. Apunta un proceso en tres tiempos: caminar, detenerse, sentarse. Los “cínicos” se burlan de los buenos y de sus valores: Prov 3,34; 21,24; 24,9…

1,2 Sobre la meditación en el salterio: 35,28; 37,30; 49,4; 63,7; 71,24; desborda la simple recitación.

1,4 La comparación del tamo es tópica: p. ej. Is 17,13; 29,5; 41,15s; Job 21,18.

Para una transposición cristiana hay que partir de la declaración de Jesús: “Yo soy el camino”. A la meditación de la ley sucede la de los misterios de la vida.


Evangelio. Lucas 9,22-25


22 Y añadió:
- El Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser rechazado por los senadores, sumos sacerdotes y letrados, sufrir la muerte y, al tercer día, resucitar.
23 Y, dirigiéndose a todos, dijo:
- El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y entonces me siga;
24 porque si uno quiere poner a salvo su vida, la perderá; en cambio, el que pierda su vida por causa mía, ése la pondrá a salvo.
25 Y ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si acaba perdiéndose o malográndose él mismo?


Explicación.


Jesús integra el concepto de Mesías en el más universal de el Hombre, que, además, incluye a los que reciban el Espíritu y lo sigan (cf. 5,24; 6,5). Su destino no es el triunfo terreno; oposición de los dirigentes (cf. 6,22s); la muerte no es la última palabra (resucitar) (2).




Todos (23), también los discípulos no representados por los Doce (cf. Mc 8,34). Negarse a sí mismo, renunciar a toda ambición de dinero, prestigio o poder; cargar con la cruz, aceptar la hostilidad de la sociedad injusta (6,22); cada día, constancia (8,15). La vida física no es el valor supremo; falsa y verdadera salvación (24). La ambición destruye al hombre (25)

26 DE FEBRERO

Primera Lectura. Joel 2,12-18

Penitencia y súplica. 

12Pues ahora -oráculo del Señor-,
convertíos a mí de todo corazón, con ayuno,
con llanto, con luto.
13Rasgad los corazones y no los vestidos;
convertíos al Señor Dios vuestro;
que es compasivo y clemente,
paciente y misericordioso,
y se arrepiente de las amenazas.
14Quizá se arrepienta y vuelva, dejando a su paso
bendición, ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios.
15Tocad la trompeta en Sión, proclamad un ayuno,
16convocad la reunión, congregad al pueblo,
purificad la asamblea, reunid a los ancianos,
congregad a los muchachos y niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo;
17entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes,
digan los ministros del Señor:
Perdona, Señor, a tu pueblo,
no entregues tu heredad al oprobio,
no la sometan los gentiles,
no se diga entre los pueblos:
¿dónde está su Dios?
18El Señor tenga celos de su tierra
y perdone a su pueblo.

Explicación.

2,12 "Pues ahora": aunque se acerca el día del Señor, todavía queda tiempo para convertirse: véanse Dt 30,10.

2,12-18 Esta sección está ligada a 1,13-14 por la repetición de los términos. En la hipótesis de un acto de culto, el toque de alarma militar era una transformación de la convocación litúrgica.

           El presidente ha profundizado el grito "¡Ay de ese día!" (1,15); en nombre de todos ha preguntado: "¿Quién podrá resistir?". Dios responde invitando a la conversión. Así se establece el eje de la sección con el verbo shub: si el pueblo vuelve = se convierte, el Señor volverá cesando en la ira. La conversión del pueblo es condición para que actúe la misericordia del Señor; pero debe ser "de corazón"; los ritos se aceptan si brotan como expresión de la actitud anterior.

2,13 Compárese con Jr 4,4. Los atributos de Dios están tomados de una fórmula litúrgica recurrente: Éx 34,6; Sal 86,15; 103,8; etc.

2,14 "Quizá": en la duda humilde se escucha la voz del profeta: el hombre no puede disponer a su antojo de Dios; compárese con Os 6,1s.

2,16 La asamblea incluirá a personas que de ordinario quedaban excluidas o dispensadas.

2,17 La súplica introduce un elemento que hasta ahora no había sonado: la amenaza extranjera. Si el libro es postexílico, Judá era parte de una provincia del imperio persa, con libertad religiosa y cierta autonomía civil. ¿Temen los orantes perder esa limitada autonomía? Los desastres agrícolas obligaban muchas veces a cargarse de deudas hasta perder la libertad: recuérdese la política de José como visir de Egipto (Gn 47) y Lv 25,39.

2,18 Si el pueblo ha vuelto, ha sido respondiendo a la iniciativa de su Dios. Algunos pasan este verso a la sección siguiente, leyendo perfecto narrativo.

Salmo. 51,3-6.12-14.17


3Misericordia, oh Dios, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
4lava del todo mi delito

y limpia mi pecado.
5Pues yo reconozco mi culpa
y tengo siempre presente mi pecado.
6Contra ti solo pequé,
cometí la maldad que repruebas.
12Crea en mí, Dios, un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
13no me arrojes lejos de tu rostro
ni me quites tu santo espíritu;
14devuélveme el gozo de la salvación,
afiánzame con un espíritu generoso.
17Señor mío, ábreme los labios
y mi boca proclamará tu alabanza.
Explicación.
51,3 Al apelar a la piedad y compasión de la otra parte, implícitamente se reconoce culpable.
51,6a "Contra ti solo". Si el salmo está estilizado como pronunciado por David, parece olvidar a Urías. Leído detrás del anterior, parece olvidar al prójimo. Sin embargo, la frase hace sentido en contexto de alianza: una parte es ofensora respecto a la otra. Véase para David 2 Sm 12,9.
51,6b En el esquema de un juicio bilateral el verso es claro: el orante aprueba la validez del discurso de Dios. Parafraseo: con tu discurso pruebas tu inocencia, del proceso sales inocente. Si se tratase de que Dios salga justificado frente a todo juicio humano, la condena de un culpable surtiría el mismo efecto.
51,12-14 El verbo crear suena con fuerza al comienzo de tres versos que llamaré epíclesis, porque son una triple invocación al espíritu. Como en la creación: el "espíritu de Dios" se cernía sobre el océano.
51,12 El primero es un espíritu dispuesto; adjetivo al parecer contrario al viento, cuya esencia es moverse. En términos psicológicos y espirituales es un ánimo pronto, decidido (cfr. Mt 26,41).
51,13 El segundo es un espíritu santo; la petición es que Dios "no quite" lo que había dado. Leído en clave davídica, sería el espíritu de profecía, según 2 Sm 23,2. Leído en clave comunitaria, es retirar la condición de pueblo santo, consagrado: Ex 19,6; Is 62,12; anular la elección, rechazar, como muestra el paralelo de 2 Re 13,23.
51,14 El tercero es un espíritu "principesco", que denota la iniciativa espontánea, la generosidad y nobleza de ánimo. No una ley desde fuera, sino un dinamismo desde dentro.
Transposición cristiana
El salmo 51 es el Miserere, príncipe de los salmos penitenciales. Lástima que se haya desgajado del 50 y que no se haya valorado bastante la epíclesis o invocación al Espíritu. Podemos arrancar de 2 Cor 5,17-21 sobre el "ministerio de reconciliación". Al cual añado unas cuantas observaciones.
En la liturgia penitencial, ordenada al perdón y reconciliación, Dios no condena como juez, sino que se querella como parte. La relación mutua se funda en la alianza, cuya carta es el evangelio. El evangelio posee fuerza de interpelación, de recriminación y querella; pero también ofrece perdón y fuerza para la enmienda. A un examen de conciencia objetivo y neutral se sobrepone la palabra de Dios, en diálogo personal. La reconciliación tiene algo de nueva creación, y el Espíritu se infunde como dinamismo de vida nueva. Se plantea la relación entre culto y justicia.
Segunda Lectura. 2 Corintios 5,20 -- 6,2

20Somos, pues, embajadores de Cristo y es como si Dios exhortara por nuestro medio. Por Cristo os lo pido, dejaos reconciliar con Dios. 21Al que no tenía que ver con el pecado, por nosotros lo cargó con el pecado, para que nosotros, por su medio, obtuviéramos la rehabilitación de Dios.
         1Secundando, pues, su obra, os exhortamos también a no echar en saco roto esta gracia de Dios. 2(Dice él: "En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda" (Is 49,8); pues mirad, ahora es tiempo propicio, ahora es día de salvación.)

Explicación.

De hecho, el pasaje mira más a los no creyentes que a una comunidad formada (18-20). La imagen de v.21 puesta estar inspirada en el culto sacrificial judío; Jesús muerto en la cruz, de quien mana el Espíritu, ha hecho caducar todos los ritos con que el hombre pretendía liberarse de sus pecados. Pablo quiere ponderar el amor de Dios por la humanidad, que para lograr la reconciliación no escatimó a su propio Hijo (Rom 8,31).

                     Exhorta a aprovechar la ocasión apoyándose en Is 49,8 (6,1-2).

Evangelio. Mateo 6,1-6.16-18


 1 Cuidado con hacer vuestras obras de piedad delante de la gente para llamar la atención: si no, os quedáis sin recompensa de vuestro Padre del cielo.
                     2 Por tanto, cuando des limosna no lo anuncies a toque de trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en la calle para que la gente los alabe. Ya han recibido su recompensa, os lo aseguro.
3 Tú, en cambio, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha,
4 para que tu limosna quede escondida; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.
                    5 Cuando recéis, no hagáis como los hipócritas, que son amigos de rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas para exhibirse ante la gente. Ya han recibido su recompensa, os lo aseguro.
6 Tú, en cambio, cuando quieras rezar, métete en tu cuarto, echa la llave a tu puerta y rézale a tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.


16 Cuando ayunéis, no os pongáis cariacontecidos, como los hipócritas, que se afean la cara para ostentar ante la gente que ayunan. Ya han recibido su recompensa, os lo aseguro.
17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,
18 para no ostentar tu ayuno ante la gente, sino ante tu Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve lo escondido, te recompensará.


Explicación.


Contra el modo de proceder de los fariseos. Principio general (1): las obras de piedad no deben practicarse para ganar prestigio y adquirir con ello una posición de poder o privilegio. Los que así obran no gozan del reinado de Dios (la recompensa, como en 5,12).

                  Hipócrita, el que ejecuta acciones que no corresponden a su actitud interior. La limosna (2-4), para obtener fama tiene como único premio la fama misma. Lo escondido, la esfera del Padre; la recompensa es la comunicación personal con el Padre.



El ayuno sincero, que nace de un sentimiento interior (16-18).

25 DE FEBRERO

Primera Lectura. Santiago 4,1-10.

1¿De dónde esas guerras y de dónde esas luchas entre vosotros? ¿No será precisamente de esos apetitos agresivos que lleváis en el cuerpo? 2Deseáis y no obtenéis, sentís envidia y despecho y no conseguís nada; 3lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis, porque no pedís; o si pedís, no recibís, porque pedís mal, para satisfacer vuestros apetitos.
                   4Idólatras, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es hostilidad contra Dios? Por tanto, quien decide ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.
                   5¿No os parece que por algo dice aquel texto de la Escritura: "Desea con envidia el espíritu que él metió en nosotros, pero la gracia que concede es mayor"? 6Por eso dice: "Dios se enfrenta con los arrogantes, pero concede gracia a los humildes" (Prov 3,34 LXX).
                   7Por consiguiente, someteos a Dios; resistid al diablo y os huirá. 8Acercaos a Dios y él se os acercará: lavaos las manos, pecadores; purificaos el corazón, indecisos. ¡Empezad el lamento, el duelo y el llanto! 9¡Conviértase vuestra risa en duelo y vuestra alegría en consternación! 10Humillaos ante el Señor y él os levantará.

EXPLICACIÓN.

1-10.         Era un lugar común de la filosofía del tiempo que los conflictos y luchas tienen su origen en la agresividad de los apetitos corporales. Es inútil la oración que procede de motivaciones inaceptables. El ansia de satisfacer los propios apetitos corrompe incluso la oración (1-3).
                  Infieles, lit. "adúlteras", según la tradicional imagen profética para la idolatría. Los que se acomodan a los valores de la sociedad injusta reniegan de Dios (cf. Mt 6,24) (4).
                  Otra explicación del origen de los conflictos: el espíritu del hombre, aunque dado por Dios, se corrompe; sin embargo, en el creyente hay un nuevo factor, la gracia o favor divino, capaz de vencer la mala inclinación; de ahí la cita de Prov 3,34 (LXX) (5-6) y, por asociación de palabras, la exhortación a la sumisión a Dios. Hay que tomar partido por Dios en contra del mundo (7).

                 Describe la conversión en términos litúrgicos tomados del AT: acercarse a Dios, purificarse de las malas acciones y de la falta de compromiso (8), tiempo de luto penitencial (9), para postrarse finalmente ante Dios, que levantar, perdonando al que se arrepiente (10).

Salmo. 55,7-11.23

7Pienso: ¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
8Entonces huiría muy lejos,
me hospedaría en el desierto;
9 aprisa me pondría a salvo
de la tormenta y el huracán.
10iConfunde, Señor,
divide sus lenguas!
Pues veo en la ciudad violencia y discordia:
11día y noche hacen la ronda de las murallas,
en su recinto crimen e injusticia, 
23-Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
nunca permitirá que el justo caiga.  

Explicación.


55,7-8 El miedo incita a la fuga o paraliza. Aquí asistimos a una síntesis peculiar de inacción física y fuga imaginaria. El miedo esta vez moviliza la imaginación. Encerrado en una ciudad presidiada, la única escapatoria es por el aire. El vuelo de la fantasía es coherente; la paloma vuela, busca morada, revuela alejándose, se posa: véase Sal 11,1. Tensión de urbe y desierto, acogimiento y desolación, cuyos valores se invierten.
55,9-10a El hebreo vocaliza como imperativos, con recuerdo de la confusión de Babel. Si vocalizamos como sustantivos, el resultado es: "aprisa me pondría a salvo de la tormenta, del huracán que devora, Señor, del torrente de sus lenguas". En la zona del aire la paloma se siente perseguida por el huracán que traga todo en su torbellino; y cuando iba a posarse, se ve amenazada por una riada.


55,10b-12 Nos asomamos con el poeta a observar la ciudad anónima. Si suponemos que es Jerusalén, se agrava la oposición de la discordia en la Ciudad de Paz. El recurso poético consiste en personificar siete calamidades y repartirlas por la ciudad como una fuerza hostil de ocupación. En las "murallas", signo de protección ciudadana, "hacen la ronda", garantía de seguridad, día y noche, Violencia y Discordia. Por el "interior" circulan, o se han adueñado de él Crimen, Injusticia y Calamidad; de "calles y plazas" no se apartan Crueldad y Engaño. 

55,23 De repente se escucha una voz que interrumpe el discurso. Voz litúrgica, de un funcionario del templo pronunciando un oráculo. O voz interna, de Dios, que se hace escuchar sin trabas.  


Transposición cristiana.

Pronunciado el salmo por Cristo en la pasión, emergen algunas correspondencias: la alianza de poderes en la ciudad (Hch 4,27), la traición de Judas (Mt 26,23; Jn 13,26s), la angustia en Getsemaní (Mc 14,33; Jn 13,21). En las huellas del Maestro pronuncia el salmo el cristiano perseguido.  

Evangelio. Marcos 9,30-37.


(Mt 17,22-23; Lc 9,43b-45)
30Se marcharon de allí y fueron atravesando Galilea; no quería que nadie se enterase, 31porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía:
-Al Hombre lo van a entregar en manos de ciertos hombres, y lo matarán; pero, después que lo maten, a los tres días resucitará.
32pero ellos no entendían aquel dicho y les daba miedo preguntarle.
33ªy llegaron a Cafarnaún.
Los Doce y «el chiquillo»: Los dos grupos de seguidores (Mt 18,1-5; Lc 9,46-48)
33bCuando llegó a la casa, les preguntó:
-¿De qué hablabais por el camino?  
34Ellos guardaron silencio, pues en el camino habían discutido entre ellos quién era el más grande. 35Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
-Si uno quiere ser primero, ha de ser último de todos y servidor de todos.
36Y cogiendo a un criadito, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
37 -El que acoge a un chiquillo de éstos como si fuera a mí mismo, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no es a mí a quien acoge, sino al que me ha enviado. 
Explicación.

Introducción (9,30-33a): Viaje hasta Cafarnaún. Ante la incomprensión de los discípulos, Jesús reitera la enseñanza (cf. 8,31) sobre el destino del Hombre (él y sus seguidores). Insistencia sobre la muerte (lo matarán, pero después que lo maten), para hacer resaltar la resurrección, la continuidad de la vida (30-31). Los discípulos, refractarios a la enseñanza (32).
(9,33b-37): En Cafarnaún, en la casa/hogar (gr. oikia), figura de la comunidad (2,15: los dos grupos de seguidores: discípulos/israelitas y «pecadores»}. Pregunta comprometedora (33). Ambición de preeminencia, según el criterio del judaísmo, en contraste con la enseñanza anterior (34). El silencio muestra su obcecación (cf. 3,5). Llamó, porque no «están con él», sino distanciados; los Doce, los discípulos en cuanto constituyen el Israel mesiánico; Jesús va a recordarles lo que significa «estar con él" (3,14). Primero, el que está más cerca de Jesús en el seguimiento (la verdadera preeminencia). Se explicita la primera condición (8,34): ser último de todos y servidor de todos equivale a «renegar de sí mismo», renunciando a toda ambición (35). El criadito (lit. «el chiquillo» o pequeño servidor, cf. Mt 18,2), al mismo tiempo el último de todos y el servidor de todos; cogiendo, Jesús no lo llama, porque «está con él»: es figura de los seguidores no israelitas (no incluidos en los Doce/los discípulos) (3,32.34; 4,10; 5,24b; 7,14; 8,34; 9,25); en medio, como modelo; lo abrazó, amor e identificación (3,35: «hermano mío y hermana y madre») (36). En la misión, llevan la presencia de Jesús y del Padre (37). Me muestra las tendencias y tensiones existentes en su época.

24 DE FEBRERO

Primera Lectura. Santiago 3,13-18.

13A ver, ¿quién de vosotros es sabio y docto? Pues demuestre con su buena conducta que obra como sabio, sin violencia. 14Pero si interiormente os amarga el despecho y sois partidistas, dejad de presumir y engañar a costa de la verdad. 15No es ése el saber que baja de lo alto; ése es terrestre, irracional, maléfico; 16y donde hay despecho y partidismo hay turbulencia y toda clase de malas faenas. 17En cambio, el saber que baja de lo alto es, ante todo, límpido y luego apacible, comprensivo y abierto, rebosa buen corazón y buenos frutos, no hace discriminaciones ni es fingido. 18Y la cosecha de honradez, con paz la van sembrando los que trabajan por la paz.

EXPLICACIÓN.

Para ser maestro no basta la ciencia, el saber se muestra en la conducta (13). El falso saber, que se queda en teoría y no modela el comportamiento, lleva a la soberbia y a la rivalidad (14-16). El verdadero saber es pacífico, se traduce en las obras y es sincero; su fruto es la paz (17-18).

Salmo. 19,8-10.15.

8 La ley del Señor es perfecta:
devuelve el respiro;
el precepto del Señor es fiable:
instruye al ignorante;
9 los mandatos del Señor son rectos:
alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida:
da luz a los ojos;
10 el respeto del Señor es puro:
dura para siempre;
los mandamientos del Señor son genuinos;
justos sin excepción;
15 Que te agraden las palabras de mi boca,
acepta mi meditación,
¡Señor, Roca mía, Redentor mío!

Explicación.

19,8-11 Tercera sección. Sin transición ni introducción entre un tema nuevo. Entra la ley abriendo paso a seis sentencias de una regularidad exasperante, como materializando en lenguaje el orden que intenta establecer. Sólo síes: falta una para la perfección.

Los predicados son en gran parte corpóreos: respiración, corazón, ojos; es límpida y pura, es estable y ofrece apoyo. Es razonable, no teme dar razones y así educa al inexperto sin dejarlo en su ignorancia. Es lúcida, no exige obediencia ciega, sino que ilumina los ojos. Da alegría interna, no es carga insoportable.

El último verso propone dos comparaciones: oro, símbolo y medida de valor; miel, manjar el más sabroso (Prov 16,24). El autor piensa en el contenido más que en la formalidad de la ley.

19,15 Ya absuelto y con la integridad recobrada, el orante puede pronunciar su plegaria uniéndose al himno de la creación y respondiendo al atractivo de la ley. Su oración pondrá de acuerdo boca con mente y será aceptada por Dios: cfr. Ex 28,38; Lv 1,3.

Concluye con dos títulos: una metáfora de la naturaleza, otra de la legislación.

TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.

Rom 10,18 aplica el v.4 a la predicación del evangelio. El cristiano contempla la creación restaurada en Cristo. Los antiguos explotaron el símbolo del sol como esposo; su salida del tálamo de María en el nacimiento, su carrera "desde el Padre hasta el Padre"; su calor es el Espíritu. La reflexión sobre ley y gracia anticipa la enseñanza de Pablo. 

Evangelio. Marcos 9,14-29.


El niño epiléptico (Mt 17,14-20; Lc 9,37-43a)  

14Al llegar él adonde estaban los discípulos vio en torno a ellos una gran multitud} a unos letrados que discutían con ellos. 15 Al ver a Jesús, toda la multitud quedo desconcertada; pero,  en seguida,  echando a correr, se pusieron a saludarlo. 16Él les preguntó:
-¿De qué discutís con ellos?
17Uno de la multitud le contestó:
-Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que lo deja mudo. 18 Cada vez: que lo agarra, lo tira por tierra, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, pero no han tenido fuerza.
19Reaccionó Jesús diciéndoles:
-¡Generación sin fe! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros?, ¿hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo.
20Se lo llevaron y, en cuanto lo vio el espíritu, empezó a retorcer al chiquillo; cayó por tierra y rodaba echando espumarajos. 21Jesús le preguntó al padre:
-¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?
Respondió:
-Desde pequeño; 22y muchas veces lo ha tirado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, conmuévete y ayúdanos.
23Jesús le replicó:
-¡Ese «si puedes»! Todo es posible para el que tiene fe.
24Inmediatamente el padre del chiquillo gritó:
-¡Fe tengo, ayúdame en lo que me falta!
25 Al ver Jesús que una multitud acudía corriendo, intimó al espíritu inmundo:
-¡Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él!
26Entre gritos y violentas convulsiones salió. El chiquillo se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que había muerto. 27Pero Jesús, cogiéndolo de la mano, lo levantó y se puso en pie.
28Cuando entró en casa sus discípulos le preguntaron aparte:
-¿Por qué no hemos podido echarlo nosotros?
29Él les replicó:
-Esta ralea no puede salir con nada, más que pidiéndolo.

EXPLICACIÓN.




(9,14-29): La mención de los letrados señala la temática común a esta escena y a la anterior (9,11): la llegada del Mesías preparada por Ellas. Los letrados acosan a los discípulos (14). La situación de la multitud está representada por dos figuras: el chiquillo epiléptico (desesperación causada por la doctrina de los letrados, que promete una salvación milagrosa en un futuro incierto, renunciando a todo esfuerzo por remediar la injusticia) y el padre (esperanza en Jesús). Los discípulos, que no comprenden el mesianismo de Jesús (8,30.32s; 9,10s), son incapaces de responder a los letrados y de ofrecer alternativa al pueblo (17-18). Generación infiel: Ia del Mesías, que incluye a los discípulos (8,12.38) (19). El pueblo oprimido se rebela violentamente (espíritu inmundo); mal antiguo  en Israel (21: desde pequeño). Esa doctrina lo lleva a conatos de violencia que lo destruyen: el fuego, en relación con Elías (1,30s; 9,4), el agua con Moisés (9,4, éxodo violento). Oración vacilante del padre (si algo puedes) y respuesta de Jesús (22-23). Nueva oración: confía en Jesús, pero  reconoce  su propia ambigüedad (24). Se acerca la multitud los seguidores no israelitas. Liberación del chiquillo/pueblo (25-26) que equivale a la resurrección de un muerto (5,41); coger de la mano: levantar, cf. 1,31, 5,41 s (27). Pregunta de los discípulos en privado  en casa de Israel mesiánico (3,20; 7,17); aparte, incomprensión (cf. 4,34;6,32; 7,33; 9,2).  Fracaso en su actividad (cf. 6,7) (28). La respuesta  de  Jesús Implica que también ellos están poseídos por ese espíritu (reformismo violento), necesitan pedirle a él que los libere de su infidelidad; cf. 10,47,48) (29).