PRIMERA LECTURA. Hechos 2,42-47.
42 Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles y en la comunidad de vida, en el partir el pan y en las oraciones.
43 Pero los invadía a todos el temor ante las muchas señales y prodigios que realizaban los apóstoles.
44 Todos los que iban creyendo abrigaban el mismo propósito y lo tenían todo en común;
45 vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno.
46 A diario frecuentaban unánimes el templo; partían el pan en las casas, comían alabando a Dios con alegría y de todo corazón,
47 y siendo bien vistos de todo el pueblo. El Señor les iba agregando a los que día tras día se iban poniendo a salvo con el mismo propósito.
EXPLICACIÓN.
42-47. Presenta el ideal de vida escogido por la iglesia de Jerusalén: comunidad de bienes al estilo de las comunidades esenias (Qumrán); se entremezclan elementos nuevos que configurarán la comunidad creyente ("enseñanza de los apóstoles, fracción del pan") con elementos tradicionales pertenecientes al judaísmo ("propósito común" de erigirse en los verdaderos representantes de Israel, constancia "en las oraciones" o culto oficial del templo, cf. Lc 24,53; Hch 1,14s) (42-46).
Según el texto ord. son bien vistos de "todo el pueblo" de Israel; según la rec. occ., "todo el mundo" presente en Pentecostés (47a). También el último hemistiquio es más coherente en la rec. occ.: "El Señor iba agregando a la comunidad (gr. ekklêsia, primera mención) a los que día tras día, etc." (47b). Según esto, la acción del Señor rebasa el ámbito del Israel mesiánico, agregando desde ahora a los que se convierten a la iglesia/comunidad de todos los elegidos.
SALMO. 118,2-4.13-15.22-24.
2Diga la casa de Israel:
es eterna su misericordia.
3Diga la Casa de Aarón
es eterna su misericordia.
4Digan los fieles del Señor:
es eterna su misericordia.
13Empujaban a empellones para derribarme:
pero el Señor fue mi auxilio.
14EI Señor es mi fuerza y mi brío:
él fue mi salvador.
15Escuchad clamores de victoria
en las tiendas de los vencedores:
«La diestra del Señor hace proezas,
22-La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
23Es el Señor quien lo ha hecho
y nos parece un milagro.
24Éste es el día en que actuó el Señor:
¡vamos a festejarlo y a celebrarlo!
Explicación.
118,1-4 El estribillo es fórmula litúrgica de uso múltiple: Jr 33,11; 1 Cr 16; 2 Cr 5,13; 7,3; Esd 3,11 Y varias veces en el salterio.
118,13 El verbo significa dar un empellón para que una tapia caiga, un hombre pierda el equilibrio, pierda su posición, su puesto, su postura. Puede ser mortal.
118,15 ''Tiendas'': algunos imaginan los sombrajos montados para la fiesta de las chozas; otros, un campamento militar. Pero "tiendas" puede designar las moradas de los judíos, aludiendo al desierto o a las andanzas patriarcales. La impresión es que las voces llegan de fuera. ''Vencedores'': en contexto militar; sin especificar, "justos, honrados". Creo que el verso prepara el diálogo ante la puerta.
118, 15b-16 El texto del canto es una elaboración de Ex 15,2.
118,22-23 Reflexión coral en imagen arquitectónica. Aparejadores o maestros canteros valoran la calidad de cada piedra. Desechan una que no les parece de buena calidad, o que está mal tallada o no encaja en el aparejo. Más tarde, Dios revela el valor único de aquella piedra, que será usada como ángulo de unión de dos paños del edificio o como remate del templo: véanse 1 Re 6,7; Zac 4,7.
118,22 Lc 20,17par; 1 Pe 2,4.7; Hch 4,11.
118,24 "Actuó": tomando el verbo en sentido absoluto. Es uno de los di as históricos en que el Señor ha actuado de modo particular; otro modo de decir "día del Señor", con sentido favorable. La comunidad festeja al Señor, no el día.
Trasposición cristiana.
Éste es el salmo pascual por excelencia. Así nos lo enseña la tradición a partir del NT. La imagen de la piedra desechada, angular, la recogen Mt 21 ,42; Mc 12,1 Os; Lc 20,17; Hch 4,11; 1 Pe 2,6s. La aclamación Hosana: Mt 21,9; Mc 11,9s; Lc 19,18; Jn 12,13.
El salmo nos ayuda a meditar las etapas principales de la muerte y resurrección de Jesucristo.
SEGUNDA LECTURA. 1 Pedro 1,3-9.
3¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías!
Por su gran misericordia nos ha hecho nacer de nuevo, para la viva esperanza que nos dio resucitando de la muerte a Jesús Mesías;
4para la heredad que no decae, ni se mancha, ni se marchita,
reservada en el cielo para vosotros, 5que, gracias
a la fe, estáis custodiados por la fuerza de Dios;
para la salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
6Por eso saltáis de gozo, si hace falta ahora sufrir por algún tipo de diversas pruebas; 7de esa manera los quilates de vuestra fe resultan más preciosos que el oro perecedero que, sin embargo, se aquilata a fuego, y alcanzará premio, gloria y honor cuando se revele Jesús Mesías. 8Vosotros no lo visteis, pero lo amáis; ahora, creyendo en él sin verlo, sentís un gozo indecible, radiantes de alegría, 9porque obtenéis el resultado de vuestra fe, la salvación personal.
Explicación.
Himno. Dios y Padre, etc., d. 2 Cor 1,3; 11,31; Ef 1,3: Rom 15,6. Tema del nuevo nacimiento, que promete una vida sin fin (u viva esperanza), demostrada por la resurrección de Jesús (3) y que identifica con la heredad celeste (4). La fe o confianza en Dios es la defensa del cristiano; ella le asegura la fuerza divina; expectación de la liberación definitiva de las persecuciones y penalidades (5).
La salvación aparece así al mismo tiempo como presente y como futura: nuevo nacimiento, nuevo horizonte, esperanza de vida para siempre, herencia imperecedera, liberación final. La fe, entrega vital a Dios, asegura el éxito.
Alegría del cristiano por su esperanza, aun en medio de las dificultades; la persecución hace madurar la fe (Sab 3,6; Eclo 2,5). Alegría que nace del amor a Jesús; la fe/adhesión a él es una experiencia liberación (6-9).
EVANGELIO. Juan 20,19-31.
La nueva Pascua: Creación de la comunidad mesiánica. (Jn 20,19-23)
19. Ya anochecido, aquel día primero de la semana, estando atrancadas las puertas del sitio donde estaban los discípulos, por miedo a los dirigentes judíos, llegó Jesús, haciéndose presente en el centro, y les dijo:
- Paz con vosotros.
20. Y dicho esto les mostró las manos y el costado. Los discípulos sintieron la alegría de ver al Señor.
21. Les dijo de nuevo:
- Paz con vosotros. Igual que el Padre me ha enviado a mí, os envío yo también a vosotros.
22. Y dicho esto sopló y les dijo:
-Recibid Espíritu Santo.
23. A quienes dejéis libres de los pecados, quedarán libren de ellos; a quienes se los imputéis, les quedarán imputados.
Tomás: La fe de los que no hayan visto. (Jn 20, 24-29)
24. Pero Tomás, es decir, Mellizo, uno de los Doce, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.
25. Los otros discípulos le decían:
-Hemos visto al Señor en persona.
Pero él les dijo:
-Como no vea en sus manos la señal de los clavos y, además, no meta mi dedo en la señal de los clavos y meta mi mano en su costado, no creo.
26. Ocho días después estaban de nuevo dentro de casa sus discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús estando las puertas atrancadas, se hizo presente en el centro y dijo:
- Paz con vosotros.
27. Luego dijo a Tomás:
- Trae aquí tu dedo, mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo, sino fiel.
28. Reaccionó Tomás diciendo:
-¡Señor mío y Dios mío!
29. Le dijo Jesús:
- ¿Has tenido que verme en persona par acabar de creer? Dichosos los que, sin haber visto, llegan a creer.
Colofón de la vida de Jesús. Jn 20,30-31
30. Ciertamente, Jesús realizó todavía, en presencia de sus discípulos, otras muchas señales que no están escritas en este libro:
31. éstas muchas señales escritas para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y, creyendo, tengáis vida unidos a él.
EXPLICACIÓN.
19-23. El mismo día en que comienza la nueva creación (19: primero de la semana); esta realidad va a ser considerada ahora desde el punto de vista de la nueva Pascua., con alusión al éxodo del Mesías. Los discípulos, todos los que dan su adhesión a Jesús; no hay nombres propios ni limitación alguna. Con las puertas atrancadas, etc. Muestra su desamparo en medio de un ambiente hostil. El miedo denota la inseguridad; aún no tienen experiencia de Jesús vivo (16,16). Como José de Arimatea, son discípulos clandestinos (19,38). Situación como la del Antiguo Israel en Egipto (Éx 14,10); pero están en la noche (Ya anochecido) en que el Señor va a sacarlos de la opresión (Éx 12,42; Dt 16,1).
Jesús se hace presente, como había prometido (14,18s; 16, 18ss). En el centro; fuente de vida, punto de referencia, factor de unidad. Paz con vosotros, cf. 14,27s; 16,33; el saludo les confirma que ha vencido al mundo y a la muerte. Les muestra los signos de su amor y de su victoria (20). El que está vivo delante de ellos es el mismo que murió en la cruz; se les muestra como el Cordero de Dios, el de la Pascua nueva y definitiva, cuya sangre los libera de la muerte (Éx 12,12s); el Cordero preparado para ser comido esta noche (Éx 12,8), es decir, para que puedan asimilarse a él. La permanencia de las señales en las manos y el costado indica la permanencia de su amor; Jesús será siempre el Mesías-rey crucificado, del que brotan la sangre y el agua. Alegría, cf. 16,20.22.
La repetición del saludo (21) introduce la misión, a la que tendía la elección de los discípulos (15,16; 17,18). Ha de ser cumplida como él la cumplió, demostrando el amor hasta el fin (manos y costado). El Espíritu (22) los capacitará para la misión. Sopló o “exhaló su aliento”, verbo usado en Gn 2,7 para indicar la infusión en el hombre del aliento de vida. Jesús les infunde ahora su propio aliento, el Espíritu (19,30). Crea la nueva condición humana, la de “espíritu” (3,6; 7,39). Por el “amor y lealtad” que reciben (1,17). Culmina la obra creadora; esto significa “nacer de Dios” (1,13), estar capacitado para “hacerse hijo de Dios” (1,12). Quedan liberados “del pecado del mundo” (1,19) y salen de la esfera de la opresión. La experiencia de vida que da el Espíritu es “la verdad que hace libres” (8,31s); quedan “consagrados con la verdad” (17,17s). El éxodo del Mesías no se hace saliendo físicamente del “mundo” injusto (17,15), sino dando la adhesión a Jesús y, de este modo, dejando de pertenecer a él (17,6.14).
Resultado positivo y negativo de la misión (23), en paralelo con la de Jesús. El pecado, la represión o supresión de la vida que impide la realización del proyecto creador, se comete al aceptar los valores de un orden injusto. Los pecados son las injusticias concretas que se derivan de esa aceptación.
El testimonio de los discípulos (15,26s), la manifestación del amor del Padre (9,4), obtendrá las mismas respuestas que el de Jesús: habrá quienes lo acepten y quienes se endurezcan en su actitud (15, 18-21; 16,1-4).
Al que lo acepta y es admitido en el grupo cristiano, rompiendo de hecho con el sistema injusto, la comunidad le declara que su pasado ya no pesa sobre él; Dios refrenda esta declaración infundiéndole el Espíritu que lo purifica (19,34) y lo consagra (17,16s). A los que rechazan el testimonio, persistiendo en la injusticia, su conducta perversa, en contraste con la actividad a favor de los hombres que ejerce el grupo cristiano, les imputa sus pecados. La confirmación divina significa que estos hombres se mantienen voluntariamente en la zona de la reprobación (3,36).
24-29. Mellizo (24), cf. 11,16: parecido con Jesús por su prontitud para acompañarlo en la muerte. Los Doce, en Jn, la comunidad cristiana en cuanto heredera de las promesas de Israel (6,70); esta cifra no designa a la comunidad después de la muerte-resurrección de Jesús, cuando las promesas se han cumplido (cf. 21,2: siete nombres, comunidad universal). Tomás no había entendido el sentido de la muerte de Jesús (14,5); la concebía como un final, no como un encuentro con el Padre. Separado de la comunidad (no estaba con ellos), no ha participado de la experiencia común, no ha recibido el Espíritu ni la misión. Es uno de los Doce, con referencia al pasado.
La frase de los discípulos (Hemos visto al Señor, cf. 20,18) formula la experiencia que los ha transformado. Esta nueva realidad muestra por sí sola que Jesús no es una figura del pasado, sino que está vivo y activo entre los suyos. Tomás no acepta el testimonio. No admite que el que ellos han visto sea el mismo que él había conocido. Exige una prueba individual y extraordinaria.
Ocho días después (26): el día permanente de la nueva creación es “primero” por su novedad y “octavo” (número que simboliza el mundo futuro) por su plenitud. En él va surgiendo el mundo definitivo. Dentro, en la esfera de Jesús, la tierra prometida. Las puertas atrancadas ya no indican temor; trazan la frontera entre la comunidad y el mundo, al que Jesús no se manifiesta (14,22s). Llegó, lit. “llega”; ya no se trata de fundar la comunidad (20,19: “llegó”), sino de la presencia habitual de Jesús con los suyos. Jesús se hace presente a la comunidad, no a Tomás en particular. Jn menciona solamente el saludo (Paz con vosotros), que en el episodio anterior abría cada una de las partes. No siendo ya éste el primer encuentro, el saludo remite al segundo saludo, anterior (20,21): cada vez que Jesús se hace presente (alusión a la eucaristía), renueva la misión de los suyos comunicándoles su Espíritu.
Luego (27) divide la escena; ahora va a tratarse con Tomás. Unido al grupo encontrará solución a su problema. Jesús, demostrándole su amor, toma la iniciativa y lo invita a tocarlo. La insistencia de Jn en lo físico (dedo, manos, mano, meter, costado) subraya la continuidad entre el pasado y el presente de Jesús: la resurrección no lo despoja de su condición humana anterior ni significa el paso a una condición superior: es la condición humana llevada a su cumbre y asume toda su historia precedente. Ésta no ha sido solamente una etapa preliminar; ella ha realizado el estado definitivo.
Respuesta (28) tan extrema como la incredulidad anterior. El Señor es el que se ha puesto al servicio de los suyos hasta la muerte (13,5.14); es así como en Jesús ha culminado la condición humana (19,30). La expresión Señor mío reconoce esa condición. Tomás ve en Jesús el acabamiento del proyecto divino sobre el hombre y lo toma por modelo (mío).
Después del prologo (1,18: “Hijo único, Dios”) es la primera vez que Jesús es llamado simplemente Dios (cf. 1,34.49, etc.: “el Hijo de Dios”; 3,16.18, etc.: “el Hijo único de Dios”). Con su muerte en la cruz ha dado remate a la obra del que lo envió (4,34): realizar en el Hombre el amor total y gratuito propio del Padre (17,1). Se ha cumplido el proyecto creador: “un Dios era el proyecto” (1,1). Tomás descubre la identificación de Jesús con el Padre (14,9.20). Es el Dios cercano, accesible al hombre (mío).
La experiencia de Tomás no es modelo (29). Jesús se la concede para evitar que se pierda (17,12; 18,9): a él no se le encuentra sino en la nueva realidad de amor que existe en la comunidad. La experiencia de ese amor (sin haber visto) es la que lleva a la fe en Jesús vivo (llegan a creer).
SÍNTESIS.
“El día primero de la semana” alude a la celebración de la eucaristía. De Jesús brota la fuerza de vida que anima a la comunidad y le impulsa a la misión. En ella, el grupo cristiano prolonga el ofrecimiento de vida que hace el Padre a la humanidad por medio de Jesús. Ante él cada hombre ha de hacer su opción. La integración en la alternativa de Jesús da realidad a la ruptura con el sistema injusto. La opción negativa pone en evidencia la injusticia del hombre; la existencia de la comunidad es la imputación objetiva de su culpa.
La fe de la comunidad reconoce en Jesús al Hombre-Dios; tal es la formulación de su experiencia. Toda generación cristiana puede participar de ella por la comunicación del Espíritu/vida.
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