Primera Lectura: 1 Corintios 9,16-19, 22-27
16Porque el hecho de predicar el evangelio no es para mí un motivo de orgullo, ése es mi sino, ¡pobre de mí si no lo anunciara! 17Si lo hiciera por mi voluntad, tendría mérito; pero si me han confiado un encargo independientemente de mi voluntad, 18¿dónde está entonces mi mérito? En predicar el evangelio ofreciéndolo de balde, sin aprovecharme del derecho que me da esa predicación.
19Soy libre, cierto, nadie es mi amo; sin embargo, me he puesto al servicio de todos, para ganar a los más posibles.
22con los inseguros me porté como inseguro, para ganar a los inseguros. Con los que sea me hago lo que sea, para ganar a algunos como sea. 23Y todo lo hago por el evangelio para que la buena noticia me aproveche también a mí.
24¿No sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera, pero uno solo se lleva el premio? Corred así, para ganar. 25Además, cada contendiente se impone en todo una disciplina; ellos para ganar una corona que se marchita, nosotros una que no se marchita. 26Pues yo corro de esa manera, no sin rumbo fijo; boxeo de esa manera, no dando golpes al aire; 27nada de eso, mis directos van a mi cuerpo y lo obligo a que me sirva, no sea que después de predicar a otros me descalifiquen a mí.
Explicación.
Pero libremente ha decidido no hacerlo; parece querer mostrar con esto la calidad de su dedicación a cumplir el encargo recibido (15-18).
Reafirma su libertad (19).
Él, como todo cristiano, está libre de leyes religiosas, pero administra esa libertad según las circunstancias de la predicación (22-23).
Para alcanzar su meta, Pablo se somete a una rigurosa disciplina, como hacen los atletas en el estadio para obtener la suya. No quiere trabajar en vano, se marca bien sus objetivos y se esfuerza en dar de sí todo lo que puede (24-27).
Salmo 84,3-6.12
3Mi aliento se consume anhelando
los atrios del Señor;
mi corazón y mi carne exultan
por el Dios vivo.
4Hasta el gorrión ha encontrado una casa,
la golondrina un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los Ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
5Dichosos los que habitan en tu casa
alabándote siempre.
6Dichoso el que saca de ti fuerzas
cuando proyecta su peregrinación.
12Porque el Señor es sol y es escudo,
Dios concede favor y gloria;
el Señor no niega sus bienes
a los de conducta intachable.
Explicación.
84,3 El ansia es total: aliento o espíritu, corazón o mente, carne o cuerpo.
84,4 La imagen del ave suena casi a proyección sentimental. El poeta se detiene complacido en el doble sentido de casa: el ave ha puesto casa para sus polluelos, en la casa de Dios: huésped acogido a la hospitalidad ancha de Dios. ¡Ouién fuera como ella!
84,5-6 El orante empareja a los "habitantes" con los peregrinos". Sal 65,5 parece preferir a los que habitan; véase también Sal 91,1.
El salmo dedica más espacio al peregrino.
84,6 Con mediana probabilidad podemos distinguir una decisión previa y tres etapas de peregrinación. Según el texto hebreo, el orante está pensando o planeando "calzadas": Jr 31,21. a) Primera etapa: creo que el autor explota el doble sentido de varias palabras: "valle de Baká = Valmorera = Valdellanto", ''Transforman = eben", "lluvia de otoño = Maestro", "lo viste de albercas = lo cubre de bendiciones". b) Segunda etapa: en sentido propio "baluartes" o plazas fuertes que jalonan el itinerario; o el renovarse de las fuerzas (cfr. Is 40,31); o las fortificaciones de la capital (Sal 48,4). e) Tercera parte: la presencia de Dios en el templo: compárese con Is 35,2; 40,4; Jr 31,3; Sal 63,3.
84,12 "Sol" como título divino es caso único; en otros textos se le dan atributos solares: Dt 33,2; Is 60; 62; Sal 57.
Transposición cristiana.
En clave cristológica: Jesús es más que el templo (Mt 12,6), es manifestación de Dios (Jn 14,9), es morada nuestra (Jn 15,4). Jesús glorificado: (Jn 2,19-21). En clave eclesiológica. La Iglesia presente es templo de Dios (Ef 2,21 s). La Iglesia celeste (Heb 13,14; 2 Cor 5,1).
EVANGELIO: Lucas 6,39-42
39 Y añadió una comparación: - ¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 Un discípulo no es más que su maestro, aunque, terminado el aprendizaje, cada uno le llegará a su maestro. 41 ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: "Hermano, deja que te saque la mota del ojo", sin fijarte tú en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita!, sácate primero la viga de tu ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.
EXPLICACIÓN.
Actitud del discípulo. Dicho proverbial (39). Ser igual al maestro, no en el mero saber, sino en la práctica del mensaje (el amor expuesto en la parte anterior): Jesús, el Hombre-Dios, espera que los suyos lleguen a su altura (cf. Jn 13,44) (40). Conducta inmadura: corregir a otros sin ver los propios defectos; la ceguera, la viga: la falta de amor (41s).
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