sábado, 11 de abril de 2020

27 DE JUNIO

PRIMERA LECTURA. Lamentaciones 2,2.10-14.18-19.

2El Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob,
con su indignación demolió las plazas fuertes de Judá,
derribó por tierra, deshonrados, al rey y a los príncipes. 

10Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos,
se echan polvo en la cabeza y se visten de sayal;
las doncellas de Jerusalén humillan hasta el suelo la cabeza.
11 Se consumen en lágrimas mis ojos, de amargura mis entrañas,
se derrama por tierra mi hiel,
por la ruina de la capital de mi pueblo,
muchachos y niños de pecho desfallecen por las calles de la ciudad.
12Preguntaban a sus madres: ¿dónde hay pan y vino?,
mientras desfallecían, como los heridos,
por las calles de la ciudad,
mientras expiraban en brazos de sus madres.
13¿Quién se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén?,
¿a quién te compararé, para consolarte, Sión, la doncella?
Inmensa como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte?
14Tus profetas te ofrecían visiones falsas y engañosas;

y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu suerte,
sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras. 

18Grita con toda el alma al Señor; laméntate, Sión,
derrama torrentes de lágrimas, de día y de noche,
no te concedas reposo, no descansen tus ojos.
19Levántate y grita de noche, al relevo de la guardia,
derrama como agua tu corazón en presencia del Señor,

levanta hacia él las manos, por la vida de tus niños
(desfallecidos de hambre en las encrucijadas): 

Explicación.

2,2 Sin compasión: Ez 9,5.10. Demolió: Sal 79,13. Profanó: Is 43,28. La humillación del rey, dado su carácter sagrado, es una profanación; es decir, Dios mismo rechaza la consagración y deja que lo traten como a un cualquiera.  

2,10 Gestos de duelo: pueden verse Job 2,8.12; Is 3,2s; 47,1; Ez 27,30; Jr 4,8, etc. La tierra (suelo) como plano de humillación recurre en el capítulo: 1 b.2c.9a.1 Oac.11 b. 21 a.

2,11 Job 16,14.

2,12 Es una de las escenas más patéticas de la serie.

2,13 El poeta busca en vano comparaciones: ¿aliviará el dolor el sentirse en compañía de otros que sufren? Aun ese consuelo menguado es imposible. El mar como imagen de inmensidad: Is 11,9.


2,14 En esta estrofa se adensa el recuerdo de Jeremías: su polémica con los falsos profetas (5,31; 23,13-32; 27-28; 29,8-9), la referencia a los oráculos (23,33-40), su expresión "cambiar la suerte" (32,44-33,7). Lo que no lograron hacer los profetas lo quiere conseguir el poeta conduciendo al pueblo por el llanto a la conversión. 


2,18 El texto hebreo del primer verso es dudoso; admitimos las correcciones comúnmente aceptadas. Para valorar la imagen hay que tener en cuenta que en hebreo la misma palabra significa ojo y fuente. Véanse Sal 77, 3 y 42,4, también Jr 13,17; 14,17. Pupila (= niña): "niña del ojo", como en hebreo.

2,19 La visión de los hijos en brazos de las madres conduce a la imagen de la ciudad como madre que ha de interceder por sus hijos. Un verso advenedizo se ha introducido al final de la estrofa: "desfallecidos de hambre en los cruces de las calles".

   
SALMO. 74,1-7.20-21.

(Sal 76; Lam 2; Eclo 36,1-22)


1¿Por qué, oh Dios, nos tienes abandonados
y humea tu cólera contra las ovejas de tu rebaño?
2Acuérdate de la comunidad que fundaste antaño,
que rescataste como tribu de tu propiedad
del Monte Sión donde habitabas.
3Dirige tus pasos a estas ruinas perpetuas,
a todo el destrozo del enemigo en el santuario.  
4Rugían los agresores en medio de tu asamblea,
plantaron como señal sus estandartes.
5Apareció como quien se abre paso a hachazos
hacia arriba en la espesura;
6arrancaron todos los relieves,
los trituraron con martillos y mazas;
7prendieron fuego a tu santuario,

profanaron por tierra la morada de tu nombre. 

20Fíjate en la alianza: que están llenos

los escondrijos del país de reductos de violencia.
21Que el oprimido no salga defraudado,
que pobres y afligidos puedan alabar tu nombre.  
Explicación.
74,1-2 Establecen la tonalidad de la pieza. La pregunta es mezcla de estupor y reproche. Estupor por la nueva imagen del Señor, que no concuerda con la antigua. Reproche porque no es justo deshacer lo hecho, rechazar lo elegido, repudiar lo rescatado, consagrar una morada y dejarla profanar.

74,1 El incendio de la "cólera humea": Is 65.5.
74,2 "Fundar" o adquirir: Ex 15,16; Dt 32,6.

74,3-9 El Señor, como un soberano distraído u olvidadizo, es invitado a inspeccionar personalmente el templo en ruinas: no son recientes, ahí están hace tiempo, y el dueño sin darse por enterado. El orante se ofrece de guía y, con las ruinas a la vista, le cuenta o describe a Dios lo que pasó. El guía se atreve incluso a leer los pensamientos de los devastadores.

74,4 En plena ceremonia litúrgica resuena el "rugido" del enemigo, como de una fiera que aterroriza a los presentes. Plantan sus "estandartes" como señales de victoria.
74,5-6 El texto es muy difícil. Es la escena de una soldadesca ebria de venganza y destrucción. Yo lo imagino así: se abren camino a hachazos por el magnífico templo como si fuera por la fraga o la breña. Otros imaginan un entramado artificioso y decorativo, en el cual se ensañan.

74,7 Todo acaba con el incendio. El edificio sagrado queda profanado. Como fondo habría que recordar los trabajos de construcción del templo, 1 Re 7; véanse también Lam 3,11; Is 64,10. 
74,20 La "alianza" sigue en vigor; el texto no ha perecido en el incendio del templo. El segundo hemistiquio es dudoso; procuro mantener el texto hebreo.  
Transposición cristiana.
La clave de transposición consiste en tomar el templo como símbolo de la Iglesia, perseguida a través de los siglos. A través de ella se persigue la causa del Señor glorificado. A veces el pueblo cristiano no descubre las señales de la presencia de Dios, no oye la voz unívoca de un profeta acreditado. La respuesta permanente es el templo del cuerpo, muerto y resucitado.  
Evangelio: Mateo 8,15-17

15 le tocó la mano y se le pasó la fiebre; ella se levantó y se puso a servirle.
                   16 Al anochecer le llevaron muchos endemoniados; con su palabra expulsó a los espíritus y curó a todos los enfermos,
17 para que se cumpliese lo que dijo el profeta Isaías:

                   El cogió nuestras dolencias
                   y quitó nuestras enfermedades. (Is 53,4).

EXPLICACIÓN.

14 - 17.    La fiebre, que impide el servicio/colaboración con Jesús, está en relación con el fuego (3,10.11.12; Eclo 48,1.3.9). La suegra representa, pues, al grupo con el que Pedro se ha vinculado y que profesa la concepción mesiánica del Bautista, la del Mesías juez que castigará a malvados y pecadores. Jesús intenta liberar a Pedro. Para la misión pagana el discípulo tiene que estar libre de su mentalidad nacionalista violenta. Fuerza de la palabra de Jesús (16). Mt adapta el texto del profeta.

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