sábado, 11 de abril de 2020

26 DE JUNIO

Primera Lectura. 2 Reyes 25,1-12

1Pero el año noveno de su reinado, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén con todo su ejército, acampó frente a ella y construyó torres de asalto alrededor. 2La ciudad quedó sitiada hasta el año once del reinado de Sedecías, el día noveno del mes cuarto. 3El  hambre apretó en la ciudad, y no había pan para la población. 4Se abrió brecha en la ciudad, y los soldados huyeron de noche, por la puerta entre las dos murallas, junto a los jardines reales, mientras los caldeos rodeaban la ciudad, y se marcharon por el camino de la estepa. 5El ejército caldeo persiguió al rey; lo alcanzaron en la estepa de Jericó, mientras sus tropas se dispersaban, abandonándolo. 6Apresaron al rey, y se lo llevaron al rey rey de Babilonia, que estaba en Ribla, y lo procesó. 7A los hijos de Sedecías los hizo ajusticiar ante su vista; a Sedecías lo cegó, le echó cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia.
8El día primero del quinto mes (que corresponde al año diecinueve del reinado de Nabucodonosor en Babilonia) llegó a Jerusalén Nabusardán, jefe de la guardia, funcionario del rey de Babilonia. 9Incendió el templo, el palacio real y las casas de Jerusalén, y puso fuego a todos los palacios. 10El ejército caldeo, a las órdenes del jefe de la guardia, derribó las murallas que rodeaban a Jerusalén. 11Nabusardán, jefe de la guardia, se llevó cautivos al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, a los que se habían pasado al rey de Babilonia y al resto de la plebe.12De la clase baja dejó algunos, como viñadores y hortelanos.

Explicación.

25,3 Pueden leerse las descripciones poéticas de las Lamentaciones.

25,4 Era el 18 de julio del 586. El rey huyó en dirección al Jordán, quizá pare refugiarse en territorio moabita.

25,7 Desde entonces vivieron en la prisión de Babilonia dos reyes de Judá: Jeconías, que se había rendido, y Sedecías, que se había rebelado.

25,8-9 Así se cumplieron las profecías de Ezequiel. El profeta del destierro había contemplado en una visión los pecados de idolatría de años y aun siglos: un panorama histórico de crímenes. Y había escuchado una orden que mandaba incendiar y matar. El tiempo entre la ocupación y el incendio se dedicó al saqueo sistemático de la ciudad y el templo.

25,12 Así quebró la resistencia urbana, sin entregar el país a la desolación.

Salmo. 137,1-6

1Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos y lloramos
con nostalgia de Sión.
2En los sauces de su recinto
colgábamos nuestras Cítaras.
3Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar,
nuestros opresores a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión».
4¡Cómo cantar un canto del Señor
en tierra extranjera!
5Si me olvido de ti, Jerusalén
que se me olvide la diestra,
6que se me pegue la lengua al paladar
si no te recuerdo,
si no exalto a Jerusalén
como colmo de mi alegría.
Explicación.
137,1-2 Hay que imaginar el escenario apacible: cfr. Sal 46,20s; el recuerdo: cfr. Is 43,18s; el llanto: cfr. Lam 1,2.16.
137,3-4 Con mezcla de curiosidad por lo exótico y burla a los vencidos, les piden que sustituyan el llanto por "alegría". Pero los cantos de Sión son cantos en honor de Yhwh; Babilonia sigue siendo tierra extranjera.
137,5-6 Paralizados y mudos, como Ezequiel: Ez 3,25s. El olvido puede ser fuente de apostasía; ningún gozo supera al de la ciudad amada: cfr. Ez 24,25.
Transposición cristiana.
¿Es posible cristianizar este salmo? Sí, tomando Babilonia como hace el Apocalipsis y una larga tradición. Ya no es una nación y un imperio, sino signo de la ciudad opuesta a la Ciudad de Dios; y no coincide con un territorio geográfico, sino que coexiste con todas las sociedades y está dentro de cada hombre.
Evangelio. Mateo 8,1-4

1 Y al bajar del monte lo siguieron grandes multitudes de gente.

2 En esto se le acercó un leproso, y se puso a suplicarle:
                    - Señor, si quieres puedes limpiarme.
                    3 Extendió la mano y lo tocó diciendo:
                    - ¡Quiero, queda limpio!
                    Y enseguida quedó limpio de la lepra.
                    4 Jesús le dijo:
                    - Cuidado con decírselo a nadie; al contrario, ve a presentarte al sacerdote y ofrece el donativo que mandó Moisés como prueba contra ellos.

EXPLICACIÓN.

 La enseñanza tan nueva y radical de Jesús no ha hecho disminuir su popularidad (8,1).


2 - 4.           El leproso, prototipo del marginado, religiosamente impuro, rechazado por Dios (2). Jesús lo toca, violando la Ley (Lv 5,3; Nm 5,2): no se puede marginar al hombre en nombre de Dios. La violación de la Ley permite la curación del hombre (3). La Ley era el obstáculo que impedía la relación humana y la relación con Dios. Secreto: aún es pronto para divulgar la integración en el reino de Dios de los marginados por la Ley. Lo mandado por Moisés (no por Dios) es prueba de la dureza de corazón de este pueblo (4).

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