Isaías 42,1-4.6-7.
1Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que promueva el derecho en las naciones.
2No gritará, no clamará, no voceará por las calles.
3La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,
4no vacilará ni se quebrará, hasta implantar
el derecho en la tierra,
y su ley que esperan las islas.
Dios habla a su siervo.
6Yo, el Señor, te he llamado para la justicia,
te he tomado de la mano, te he formado
y te he hecho alianza de un pueblo,
luz de las naciones.
7Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión
y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas:
Explicación.
42,1-4 El oficio se recibe por elección por el don del espíritu: el elegido es mediador carismático. Su empresa es implantar el derecho, según la voluntad de Dios. Realizará la empresa no con las armas y por la fuerza, sino con un nuevo estilo: mansedumbre con lo débil y vacilante (como Moisés, según Nm 12,3), pero firmeza y tenacidad en aguantar y cumplir. El ámbito es universal: el reino de la justicia es lo que oscuramente esperan los pueblos desconocidos. Citado en Mt 3,17 y Mc 1,11.
42,6 La expresión hebrea podría traducirse por "con justicia, legítimamente". Prefiero el sentido de finalidad. Hacia dentro, el enviado será "alianza", aglutinante del pueblo y mediador de la alianza con Dios (cfr. 2 Sm 5,3). Para los paganos será luz nueva (cfr. 2,5 y Lc 2,32).
42,7 Con valor simbólico: "abre los ojos" a los que estaban encarcelados en las tinieblas (cfr. Sab 17,2).
Salmo 29,1-4.9-10.
1 Hijos de Dios, aclamad al Señor
aclamad la gloria y el poder del Señor,
2 aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado.
3 La voz del Señor sobre las aguas,
el Dios de la gloria ha tronado,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
4 La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica,
9 La voz del Señor retuerce los robles,
abre claros en las selvas.
En su templo un grito unánime: ¡Gloria!
10 El Señor se sienta sobre el diluvio,
está sentado el Señor como rey eterno.
Explicación.
29,1-2 Toda la corte celeste, en el templo del cielo, o con vestiduras litúrgicas, rendirá homenaje a Yhwh.
29,3 Véanse Sal 18,14; Job 37,4s.
29,4 Véase Sal 68,34.
29,9 Corrijo el texto hebreo, para quedarme en el reino vegetal. El original dice "hace partir las ciervas", las hace abortar de terror. El templo puee ser el terrestre, donde se reúne el pueblo, o el celeste, done rinden homenaje los seres divinos. Un grito unísono responde a la "voz" séptuple del Señor.
29,10-11 Tras la tormenta sobreviene la paz. En la tremenda sacudida de la naturaleza, ancha y contagiosa, el Señor está tranquilamente sentado, por encima de las aguas. Ese Señor tiene un pueblo a quien otorgar el poder y bendice con la paz.
TRANSPOSICIÓN CRISTIANA.
Mt 8,23-27 nos muestra a Jesús señor de la tempestad. Mt 27,45s.50s describe la muerte de Jesús como teofanía: tinieblas, temblor de tierra, una gran voz. Una reminiscencia de los siete truenos se lee en Ap 10,2s. Autores antiguos aplican el salmo a la venida del Espíritu Santo y lo desmenuzan ingeniosamente.
Hechos 10,34-38.
34 Pedro tomó la palabra y dijo:
- Realmente, voy comprendiendo que Dios ni discrimina a nadie,
35 sino que acepta al que lo respeta y obra rectamente, sea de la nación que sea.
36 Él envió su mensaje a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesús el Mesías, que es Señor de todos.
37 Vosotros conocéis muy bien el hecho acaecido en todo el país judío, empezando por Galilea después de que Juan predicó el bautismo,
38 el hecho de Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando todos los sojuzgados por el diablo, porque Dios estaba con él.
Explicación.
El discurso de Pedro manifiesta que, a pesar de haber comprendido que Dios no acepta la segregación religiosa que propugnaba el judaísmo (34, cf. vv. 15.20.28), no está dispuesto a renunciar un ápice a la posición privilegiada de Israel.
Basa su discurso en el postulado judío de que Dios acepta a todo el que es religioso y practica la justicia (35; cf. vv. 2.22). De momento ha reducido el contenido de la visión de Jafa a una aceptación material de los paganos. Para Pedro, el destinatario de la paz mesiánica es Israel, aunque de hecho Dios la ha enviado por medio de Jesús para todos los pueblos (36).
Pedro cree que Cornelio y familia, en su calidad de adeptos judíos, tienen conocimientos de todo lo referente a Jesús de Nazaret, a su unción mesiánica en el Jordán y a su misión liberadora (37s).
Evangelio de Mateo 3,13-17.
13 Entonces llegó Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
14 Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
- Soy yo quien necesita que tú me bautices, y ¿tú acudes a mí?
15 Jesús le contestó:
- Déjame ya, que así es como nos toca a nosotros cumplir todo lo que Dios quiera.
Entonces Juan lo dejó.
16 Jesús, una vez bautizado, salió en seguida del agua. De pronto quedó abierto el cielo y vio al Espíritu de Dios bajar como paloma y posarse sobre él.
17 Éste es mi hijo, el amado, en quien he puesto mi favor.
EXPLICACIÓN.
13 - 17. Juan reconoce en Jesús al Mesías y se opone a su propósito (13), pues el gesto de Jesús no cuadra con la descripción del Mesías que ha hecho antes: un símbolo de muerte (bautismo), en lugar de una actividad de juez (14). El bautismo de Jesús simboliza su compromiso de dar la vida, y así se realizará el designio divino. Juan debe aceptarlo (15). Al compromiso de Jesús (su bautismo), respuesta divina (16): el cielo abierto asegura una comunicación ininterrumpida de Dios con Jesús, expresada por el Espíritu de Dios que se le comunica plenamente. Paloma, alusión a Gn 1,2: en Jesús culmina la creación: plenitud humana (el Hijo del hombre) y divina (el Hijo de Dios). Alusiones a Is 11,1-5, el rey mesiánico; 42,1-7, el servidor, luz y esperanza de las naciones, y 61,1-4, liberación del pueblo. La voz del cielo (17) formula lo significado por la bajada del Espíritu: éste es mi Hijo (Sal 2,7, el rey Mesías); el amado (cf. Gn 22,2, de Isaac, alusión a la muerte); en él he puesto mi favor, alusión a Is 42,1, del servidor.
La escena del bautismo representa la investidura del Mesías, capacitado por el Espíritu para su misión universal y liberadora.